Todo lo que sufre tu cuerpo y tu cerebro cuando te pasas una noche en vela de juerga

Basta un día sin pegar ojo para que los genes que controlan los relojes biológicos de las células de tu organismo se trastoquen, como sacaba a relucir un reciente estudio de la universidad de Uppsala. Eso implica, entre otras cosas, que la respuesta del metabolismo cambia, sobre todo ante el azúcar, aumentando seriamente el riesgo de diabetes.

Y eso no es todo: la sesera también sufre. Científicos suecos de esta misma institución demostraron que privándonos de descanso una noche aumenta la concentración de dos moléculas, NSE y S-100B, que se relacionan con daños cerebrales y procesos neurodegenerativos.

A esto se le suma que, tras una noche en blanco, nuestro cerebro se vuelve incontrolablemente glotón y muestra una clara predilección por comidas ricas en calorías como donuts o pizzas.

Usando imágenes de resonancia magnética los científicos han demostrado que la vigilia hace que las neuronas del área del cerebro relacionada con el deseo de comer -en la corteza cingulada anterior- se activen con más intensidad de lo normal.

Además, diversos estudios indican que cuanto menos dormimos más aumentan los niveles sanguíneos de grelina, la hormona del apetito, la misma que nos hace asaltar el frigorífico cuando padecemos insomnio.

Y que comer tras una noche en vela nos causa más placer, sobre todo si lo que nos zampamos son unos snacks salados, comidas ricas en grasa o dulces y golosinas. Por otro lado, según se podía leer en la revista Obesity, después de 24 horas sin dormir es poco aconsejable ir a hacer la compra al supermercado.

En este caso no debido a la grelina sino a nuestra capacidad de toma de decisiones, que se ve afectada negativamente por la falta de descanso, empujándonos a compras más impulsivas y ricas en calorías.

También conviene tener en cuenta que, si no pegas ojo durante toda una noche, es más probable que tengas una bronca con tu pareja, según demostraron Amie Gordon y sus colegas de la Universidad de California en Berkeley (EE UU) hace unos años.

Estudiando a más de 100 compañeros sentimentales comprobaron que la falta de descanso nocturno reduce la capacidad de manejar conflictos, lo que suele derivar en discusiones dañinas que podrían haber sorteado.

Además de evitar cruzarte con tu pareja tras una noche en blanco, es mejor que evites salir a la carretera. Conducir requiere la coordinación de los movimientos horizontales de los ojos y el movimiento de las manos sobre el volante.

Y según demostraron Mark Chattington y sus colegas de la Universidad Metropolitana de Manchester (Reino Unido), ambos movimientos se desincronizan si transcurren 24 horas sin dormir.  Y es fácil perder el control del vehículo. Incluso si no has tomado ni una gota de alcohol.