PERCIBE SOLO LO QUE SE MUEVE
Esta mujer ciega tiene la insólita capacidad de ver objetos en movimiento
Aunque perdió la vista hace 18 años y carece de una porción de tejido cerebral, una mujer es capaz de percibir estímulos visuales en movimiento. Los investigadores han determinado que padece un extraño síndrome.
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La escocesa Milena Canning perdió la vista hace 18 años después de una infección respiratoria y una serie de derrames cerebrales. De hecho, carece de una parte de tejido cerebral del tamaño de una manzana en la parte posterior del cerebro, donde se sitúan los lóbulos occipitales encargados de procesar la visión. Sin embargo, cuando despertó ciega, tras varias semanas en coma, pudo ver el destello de una bolsa moviéndose.
No fue el único objeto en movimiento que comenzó a percibir. Aunque no podía ver la cara de su hija, sí percibía su coleta balanceándose al caminar. También es capaz de ver la lluvia cayendo tras su ventana, aunque no pueda contemplar el paisaje, o el agua yéndose por el desagüe de su bañera pese a que no vea la bañera llena de líquido.
Su peculiar caso ha hecho que investigadores del Instituto del Cerebro y la Mente de la Universidad Occidental de Ontario (Canadá) se hayan interesado por estudiar su insólita capacidad. Para ello, han usado imágenes por resonancia magnética con el fin de tener un mapa de su cerebro.
Durante las pruebas, Canning reconocía el movimiento, la dirección, el tamaño y la velocidad de las pelotas que rodaban hacia ella, e incluso las interceptaba y cogía en el momento correcto. Sin embargo, no podía identificar bien los colores u otros objetos detenidos.
Tras su análisis, los expertos han determinado que la mujer padece el síndrome o fenómeno de Riddoch, una disociación por la que una persona ciega puede ver un objeto moviéndose, pero no cuando se detiene. La propia Milena ha reconocido que las cosas que está viendo “son realmente extrañas”.
“Creemos que la ‘superautopista’ de su sistema visual llegó a un callejón sin salida”, ha explicado la neuropsicóloga Jody Culham, que ha liderado la investigación. “Pero en lugar de apagar todo su sistema visual, desarrolló algunas ‘carreteras secundarias’ para poder sortear la ‘superautopista’ y conseguir llevar algo de visión, especialmente el movimiento, a otras partes del cerebro”.
La investigación, publicada en la revista ’Neuropsychologia’, demuestra así la plasticidad del cerebro para encontrar caminos alternativos después de haber sufrido una lesión grave.
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