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DALÍ, ESCHER, DA VINCI...

Estas obras de arte se adelantaron a la ciencia

Hay artistas que no sólo merecen admiración por sus obras, sino también por la forma en que reflejaron los adelantos de la ciencia y el conocimiento en ellas.

El hombre de Vitrubio

El hombre de Vitrubio Agencias

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Muchos de los grandes artistas reflejaron en sus obras los avances científicos de la época en que vivieron. Algunos, como Dalí, lo hicieron de forma explícita; otros, como Escher, solo lo sugirieron. Aquí tienes algunos de los más famosos “cuadros científicos” de la Historia, desde el Renacimiento hasta el siglo XX.

'El hombre de Vitruvio', de Leonardo da Vinci

Marco Vitrubio fue un arquitecto e ingeniero romano, autor de un influyente tratado titulado 'De Architectura'. En sus páginas, Vitrubio afirma que toda obra arquitectónica debía imitar a la naturaleza basándose en tres principios: “solidez, utilidad y belleza”. A Da Vinci le gustaban tanto las ideas de Vitrubio que le dedicó la que, con el paso de los siglos, acabaría convirtiéndose en su obra más conocida.

'El hombre de Vitrubio' es un estudio anatómico que muestra a un hombre (o a dos superpuestos) de proporciones perfectas. Estamos en pleno Renacimiento, y el ser humano se ha convertido en el centro absoluto del universo. Superado el oscurantismo medieval, con su peste negra y sus brujas en llamas, el humanismo es ahora la filosofía dominante.

Desde esta perspectiva, 'El hombre de Vitrubio' resulta el más preciso retrato de su época: el hombre (perfecto) dentro de un círculo (perfecto) y un cuadrado (perfecto); el ser humano como centro de todo. La obra de da Vinci es quizá la plasmación más directa de eso que se ahora llamamos antropocentrismo. El ombliguismo hecho arte.

'La escuela de Atenas', Rafael

Entre 1508 y 1524 Rafael recibió el encargo de pintar cuatro salas del Palacio Apostólico del Vaticano. No lo hizo solo, claro. Para una obra de esta envergadura tuvo que contar con un buen montón de becarios (entonces los llamaban discípulos).

'La escuela de Atenas' está ubicada en el muro oeste de la llamada Sala de la Signatura. En ella, Rafael quiso plasmar toda la sabiduría humana, nada menos.

La pintura supuso un año de exigente trabajo, y retrata a los más destacados pensadores de la Historia. Por ahí están Pitágoras (escribiendo en un libro), Aristóteles (en el centro del cuadro, cómo no, con una toga azul) y Euclides (agachado, con un compás en la mano).

También aparece Hipatia, la matemática y astrónoma a la que Amenábar intentó hacer justicia en su superproducción 'Agora'. Puedes buscarla si quieres, pero te aviso de que no se parece nada a Rachel Weisz.

La escuela de Atenas

'El astrónomo' y 'El geógrafo', de Vermeer

No se puede mencionar el nombre de Vermeer sin repetir el cliché: era un maestro de la luz. Él lo sabía, claro, de ahí que el artista neerlandés casi siempre sentara a sus modelos cerca de ventanas. Hoy, cuatro siglos después, los turistas que pasean por el Louvre siguen conteniendo la respiración cada vez que se topan con una de sus obras.

Vermeer murió joven, a los 43 años, y pintó muy poco: hoy solo conservamos 33 cuadros suyos. Dos de ellos, 'El astrónomo' y 'El geógrafo' los realizó al mismo tiempo, entre 1668 y 1669, y con el mismo modelo.

Ambas obras parecen pintadas en un mismo espacio, con elementos si no idénticos sí muy similares: el mantel, el armario, la bola del mundo… Hay quien considera que estos cuadros forman una unidad porque, entre los dos, plasman todo el conocimiento humano: el estudio de los cielos, representado en el astrónomo, y el estudio de nuestro planeta, representado en el geógrafo.

El astrónomo y el geógrafo

'Galacidalacidesoxyribonucleicacid' y 'La persistencia de la memoria', de Salvador Dalí

A Dalí le chiflaba la ciencia. Si uno coloca toda la obra del catalán en orden cronológico no es difícil rastrear los principales avances científicos de su tiempo. Ahí está la relatividad, la energía atómica, el ADN, la física cuántica…

'La persistencia de la memoria' es un cuadro de 1931, y es el responsable de introducir en la imaginería popular los famosos relojes blandos. La obra muestra un paisaje de Port Lligat, con una surrealista cabeza blanca tirada en la arena y tres relojes de, digámoslo así, escasa consistencia.

Hay un cierto consenso en que los relojes bandos aluden a la teoría de la relatividad. Aunque Einstein había publicado su teoría de la relatividad general en 1915, no fue hasta 1920 que su popularidad trascendió los círculos académicos. En 1931, cuando fue pintada 'La persistencia de la memoria', Einstein y su teoría eran ya parte de la cultura popular.

'Galacidalacidesoxyribonucleicacid' es una obra de 1963, cuyo título juega con las palabras “Gala”, “Dalí” y “ácido desoxirribonucleico” (o sea, ADN). En el cuadro aparece la célebre mujer del pintor, una serie de hombres que, apuntándose con escopetas, conforman la molécula de la sal y… un ángel. En palabras de Dalí: “la doble hélice es la única estructura que une al hombre con Dios”.

“Galacidalacidesoxyribonucleicacid” y “La persistencia de la memoria”

'Relativity', de M.C. Escher

Aunque su nombre es el más desconocido de la lista, todo el mundo conoce la obra de este artista neerlandés. No es para menos: sus perspectivas y objetos imposibles siguen dejando al personal con la boca abierta.

Escher, que era un tipo bastante taciturno y de carácter más bien agrio, siempre sostuvo que sus paradojas visuales eran meros entretenimientos. Los matemáticos, sin embargo, no están de acuerdo. O no del todo.

En las obras de Escher se aprecian cuestiones de geometría euclidiana y no euclidiana, y también de cristalografía. Hoy, más de cuatro décadas después de su muerte, esas litografías siguen ilustrando los Power Points de muchos matemáticos.

'Relativity', dibujado en 1953, es quizá la obra más famosa del autor. Muestra un paisaje imposible, sin arriba ni abajo, donde una serie de figuras sin rostro ni suben ni bajan sino todo lo contrario. En 1958, dos matemáticos ingleses publicaban una ilusión óptica llamada “escalera de Penrose” que es, de hecho, una versión simplificada del paisaje que Escher había dibujado cinco años antes. Ya ves, a veces el arte se adelanta a la ciencia.

Relativity, de M.C. Escher

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