MEJORA LAS FUNCIONES COGNITIVAS O TU MEMORIA, SEGÚN UN RECIENTE ESTUDIO
Un estudio enumera todos los beneficios de poder dormir una siesta
Si bien muchos consideran la siesta como algo propio de vagos, lo cierto es que cada vez son más los que prefieren dormir un rato después de comer para estar bien despiertos durante la tarde. Ahora, un reciente estudio ha venido a dejar claros cuáles son todos los beneficios de ese pequeño sueño y a demostrar por qué todos deberíamos dar esa cabezadita.
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Comamos mucho o poco, nada más terminar resulta imposible no sentir esa sensación de cansancio que nos empuja a dejarnos caer un ratito en el sofá o incluso en la cama.
Es algo propio de nuestro organismo, donde el estado natural de alerta cae entre las 13 y las 15 horas, a consecuencia de las actividades de la mañana.
Por esto, cada vez son más quienes apuestan por dormir la siesta y así recuperarse para encarar la jornada vespertina en plenas facultades.
Pero, más allá de recuperar el estado de alerta habitual y para pasar esa sensación de somnolencia en la que nos vemos inmersos, sin necesidad de recurrir al clásico café o a algún otro tipo de estimulante que puede causarnos cierta dependencia, la siesta nos puede reportar muchos más beneficios.
Un reciente estudio que próximamente publicará la investigadora Nicole Lovato, del Instituto Adelaide para la Salud del Sueño de la Universidad de Flinders, viene a darnos argumentos para que todos apostemos por dar una cabezadita después de comer.
Mejora nuestro funcionamiento cognitivo
Aunque muchos lo consideren una pérdida de tiempo, esta nueva investigación viene a probar que la siesta mejora nuestro funcionamiento cognitivo. Esto quiere decir que aquellos que duermen un rato después de comer tiene un mayor aprendizaje motor, de forma que tienen más facilidades a la hora de prestar atención y asimilar una nueva habilidad.
Sí, esto también nos ocurre al tomar el café, que estamos más despiertos y tenemos la mente más abierta para adquirir información. Pero con la siesta nos libramos de un plumazo de desarrollar adicción a la cafeína.
Además, al tiempo que estamos más predispuestos a asimilar información, esa cabezadita también mejorará nuestros tiempos de reacción. Y no solo eso, sino que también se verá beneficiada nuestra memoria a corto plazo y, por supuesto, nuestro estado de ánimo.
Esto último que apuntan los últimos estudios al respecto, lo sabemos bien todos puesto que, en algún momento, hemos experimentado como el cansancio hacía que estuviésemos mucho más irritables ante cualquier circunstancia.
¿Cuánto debe durar esa cabezadita?
Este nuevo estudio también viene a resolver la incógnita que a muchos se les plante cuando de echar la siesta se trata: su duración. Este estudio determina que o bien deben de durar mucho, en torno a la hora y media o incluso las dos horas, o estar alrededor de los 10-15 minutos.
Si disponemos de tiempo suficiente y queremos apostar por la primera opción, debemos de tener en cuenta que la clave será dejar media hora para un sueño ligero.
El ciclo habitual del sueño dura aproximadamente una hora y media, de tal forma que la primera parte de esta cabezadita será para el sueño profundo y la segunda, más breve, será para que vayamos recuperándonos poco a poco.
De no ser así, nos despertaremos somnolientos y con sensación de lentitud. En este caso, además, no debemos extrañarnos si por la noche necesitamos algo más de tiempo para conciliar el sueño.
Si no disponemos de tanto tiempo, siempre podemos optar por las siestas más breves, a las que estos investigadores llaman ‘energéticas’, para que con 10 o 15 minutos de sueño podamos renovar energías y acometer las tareas de la tarde con una mejor predisposición.
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