LA OPTOGENÉTICA PODRÍA EVITARLA
¿El fin de la ceguera?
Memoriza esta palabra: optogenética. Porque todo hace indicar que, en los próximos años, te vas a hartar de oírla (y verla).
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La optogenética es una técnica que combina la genómica con la óptica. Nació en 1999, cuando lo propuso el ya difunto neurocientífico Francis Crick.
A Crick se le ocurrió que quizá se podrían activar y desactivar determinadas neuronas usando simplemente la luz.
Pero no fue hasta principios de siglo cuando eso demostró ser algo más que una idea alucinante. Ocurrió cuando un grupo del MIT, capitaneado por el Premio Nobel japonés Susumu Tonegawa, consiguió algo que hasta entonces parecía ciencia ficción: borrar malos recuerdos.
Lo hicieron con un grupo de ratones. Localizaron las células neuronales donde se alojaban esos recuerdos y les introdujeron unos genes que codificaban proteínas fotorreceptoras. Y esas proteínas, tal y como había predicho Crick, fueron capaces de encender y apagar las neuronas donde estaban alojadas con solo aplicarles una luz.
Es bastante alucinante, pero donde la optogenética promete de verdad ponerlo todo patas arriba es en el campo médico.
De momento ya se ha experimentado con éxito en el control de la eplipsia, y se cree que también puede ayudar en el tratamiento del parkinson y la depresión. Y aquí viene el más difícil todavía, porque los investigadores están bastante seguros de que, con el tiempo, la optogenética acabará definitivamente con ciertos tipos de ceguera.
Ya se ha probado, con éxito, en monos y ratones, y si no hay contratiempos en las próximas semanas la terapia se probará con humanos en un laboratorio de Michigan. Se inyectarán esos genes capaces de codificar proteínas fotorreceptoras en los ojos de 15 personas afectadas de retinis pigmentosa, que es una enfermedad que degenera la retina. La idea de los científicos es utilizar la luz para encender distintas células del ojo y, en teoría, devolver la vista a los pacientes.
Si el ensayo con humanos tiene éxito todos los informativos hablarán de ello. Y ese día tú podrás mirar fijamente a los ojos de tus amigos y, muy serio, decirles: "optogenética".
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