LOS DESEQUILIBRIOS PUEDEN CAUSAR TRASTORNOS
El físico sí importa: ciertas diferencias anatómicas ayudan a tener más orgasmos
Un reciente estudio sugiere que conseguir un orgasmo depende, además de la predisposición psicológica, de la anatomía de cada persona. Desequilibrios en el sistema nervioso masculino y la morfología y situación del clítoris femenino marcan la diferencia.
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No todas las personas tienen la misma facilidad para alcanzar el orgasmo. Aunque la dificultad para llegar al clímax se ha asociado a factores como el estrés o la ansiedad, un nuevo estudio sugiere que la anatomía tiene un papel igual o más importante que el estado psicológico.
Para llegar a esta conclusión, los autores del trabajo –científicos de la Universidad de Indiana y la Clínica Mayo, en Estados Unidos– han analizado los resultados de investigaciones anteriores sobre anatomía y neuroanatomía.
En los hombres, la habilidad para llegar al orgasmo depende de la relación entre el sistema nervioso parasimpático (que domina durante los periodos de descanso) y el simpático, que controla las reacciones de alerta en el cuerpo.
Los investigadores encontraron que la incapacidad masculina para alcanzar el clímax se debe frecuentemente a un desequilibrio entre ambos sistemas. En varones que experimentan habitualmente eyaculación precoz, por ejemplo, el sistema parasimpático suele predominar sobre el otro.
En el caso de las mujeres, el placer que pueden sentir depende en gran medida de la posición del clítoris, un tejido eréctil situado en la vagina: durante las relaciones sexuales, este se desplaza hacia la pared de la misma, y cuanto más se acerque más posibilidades hay de que su dueña tenga un orgasmo.
Lejos de indicar la existencia de un punto G idéntico para todas las féminas, estos investigadores señalan que cada mujer tiene “su propia red de terminaciones nerviosas que configuran un punto G personal”, único y diferente del resto. Además, la distancia entre el clítoris y la abertura vaginal también influye en el placer que experimentan.
Según los autores del trabajo, entender estos factores anatómicos puede servir para diseñar tratamientos o pautas personalizadas para cada paciente, destinadas a mejorar su vida sexual.
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