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¿QUIÉN TRANSMITE MEJOR LA CIENCIA?

Grandes divulgadores versus grandes científicos

¿Quién hace más por contar la ciencia? ¿Un periodista especializado en ciencia o un científico con conocimientos de comunicación? Piénsalo, ¿cuáles son tus referentes científicos?

Una imagen de 'El Hormiguero'

Una imagen de 'El Hormiguero' Antena 3

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En mi última tertulia con los amigos de toda la vida volvió a salir el tema. "¿De qué estás escribiendo ahora?", preguntaron. "De ciencia", respondí. Carcajada general. "¿Cómo puede un lego, un profano acientífico como tú tener cierta audiencia?"

La respuesta que doy es siempre la misma. El divulgador no es más que un gran lector que se adelanta a su audiencia. Leer para luego escribir y compartir. El orden y el nivel es solo una elección y está al alcance de todo el mundo. Leerte un ‘paper’ y resumirlo para que lo entienda tu abuela requiere más habilidad lingüística que destreza científica. Pero esto no siempre ha sido así, porque la audiencia científica antes de internet era mucho más especializada.

El espectro ahora es más grande. De la información científica a la simple divulgación hay un gran camino. Internet ha mejorado la rama de divulgación científica elemental que compensa con creces el exceso de ruido y basura acientífica. Antes sólo había decenas de revistas especializadas y un par de magazines para todos los públicos. Los programas de televisión sobre ciencia se contaban con los dedos de una mano y para estar al día tenías que estudiar o trabajar en alguna cátedra de Universidad.

Centenares de blogueros, periodistas científicos, investigadores y simples teletipos de agencia divulgan hoy contenidos para todo tipo de audiencias. Hasta la vulgarización de aprendices de Félix Rodríguez de la Fuente es positiva porque seducen a un público imposible de atraer desde el método académico. Con las nuevas tecnologías y plataformas de difusión el ecosistema de divulgación científica se adapta infinitamente más rápido a las audiencias.

El divulgador llega a más gente porque habla en el lenguaje de más gente, pero esto no le hace mejor transmisor del conocimiento que un científico especializado. Sin los revisores de ‘papers’ (los primeros divulgadores), los grandes repositorios científicos o los profesionales de la enseñanza, su trabajo sería imposible. Como muy bien explica Juan Ignacio Pérez “en las actividades de difusión de la ciencia participan agentes diferentes y con intereses distintos”.

Existe una gran diferencia entre periodista científico y científico comunicador. Mientras los primeros suelen contar historias de personas o cómo la ciencia implica a las personas o el bien común, los segundos solo se preocupan en la divulgación y resultados del método científico que avale sus trabajos ante sus colegas. Ambas son imprescindibles como vectores de la comunicación científica y tienen intereses de público distintos, por lo que es falso el dilema de competencia desleal entre ambos gremios.

El divulgador periodista, por otra parte, corre el peligro de amarillear en la búsqueda constante de ‘golpes de efectos mediáticos’. Revoluciones científicas escondidas en falsos titulares para llevarse el clic antes que la competencia. El buen investigador jamás recurrirá a esta táctica si divulga bajo el prisma exclusivo del método científico: su prestigio y carrera están en juego.

Echemos la vista atrás para analizar ¿Quienes han sido y son algunos de los mejores divulgadores científicos de la historia? ¿Qué formación tenían o cómo llegaron a ser estrellas de la comunicación científica?

Neil deGrasse Tyson es un astrofísico divulgador conocido por presentar en televisión el programa NOVA ScienceNOW, de la PBS norteamericana, y salir en multitud de debates y late-shows para menor gloria de pseudocientíficos, charlatanes y chamanes. Medalla de la NASA al servicio público distinguido, está claro que la formación de Tyson es eminentemente científica: se especializó en física en la universidad de Harvard y obtuvo un Master of Arts en astronomía en la de Austin, Texas.

Sus primeros pasos en la divulgación los dio solo con 14 años, como redactor jefe del ‘Physical Science Journal’ de su colegio. Pero su paso a ‘gran estrella mundial de la divulgación’ se produjo cuando se transformó en el mayor puntal moderno del pensamiento escéptico en todo tipo de medios audiovisuales. Maestro del aforismo científico, basa su calado no tanto en sus importantísimos ensayos como en su carisma y sentido del espectáculo.

Su gran mentor y maestro, Carl Sagan, tuvo una formación similar (aunque con más logros científicos importantes), alternando simultáneamente la docencia y la investigación en las mejores instituciones de Estados Unidos.

En 1979, tras ganar el premio Pulitzer por su obra 'Los dragones del Edén', tuvo una arriesgada idea que cambiaría para siempre la divulgación científica: utilizar el medio de comunicación más influyente del momento para divulgar ramas de la ciencia hasta ahora vetadas a publicaciones minoritarias. La cosmología y la astronomía aparecían por primera vez en una serie de televisión a gran escala. Su archiconocido 'Cosmos' fue pionero para romper el inmovilismo de los científicos encerrados en su laboratorio y vestidos de estereotipos decadentes y le convirtió, probablemente, en el mejor divulgador científico de la historia. Vuelven a ganar los científicos.

También hay comunicadores universales fuera del ámbito académico. Bill Bryson es mi ejemplo favorito. Escritor y divulgador abandonó sus estudios con 20 años para viajar por Europa y trasladar sus aventuras al papel y luego compartirlas. Su obra 'Una breve historia de casi todo' habría sido soñada y firmada por el mismísimo Sagan, o por Hawking, como mejor manual divulgativo científico de la historia. Un compendio científico que va desde el Big-Bang hasta la mecánica cuántica a través de las historias y anécdotas de sus investigadores protagonistas y accesible a todos los públicos. Imprescindible.

En otro nivel -no menos importante- de la comunicación científica actual encontramos a gente como Adam Savage. Especialistas en la divulgación adolescente que han atrapado el interés de millones de jóvenes cuya mayor preocupación científica era cómo acabar con su acné. Su programa ‘Cazadores de mitos’ es un ejercicio excelente y pedagógico para despertar a la ciencia a una generación enganchada casi religiosamente a las leyendas urbanas.

Savage es solo un escultor y técnico de efectos especiales que ha sabido utilizar el lenguaje cinematográfico para meter en el cerebro de toda una generación teoremas elementales de ciencia. El suyo es un modelo exitoso, importado a España más tarde con el mediático Hombre de Negro de 'El Hormiguero'.

Hay sagas que muestran la cohesión periodista-científico-divulgador. Stephen Hawking y su 'Breve historia del tiempo' le convierten, sin género de dudas, en el comunicador con mejor aval científico de la historia. Su hija Lucy Hawking, por su parte, ha hecho también muy buena carrera en la divulgación científica infantil con artículos en New Yorker, Daily Mail, The Telegraph, The Times... pero siempre desde una formación exclusivamente periodística.

En nuestro país abundan los divulgadores adoptados o de vocaciones frustradas y controvertidas. El mismo Felix Rodríguez de la Fuente ejerció como dentista antes de convertirse en el mejor naturalista divulgador del país a través de sus aficiones a la cetrería y biología. Y eso a pesar de haberse licenciado en medicina y cirugía en Valladolid, profesiones que nunca llegó a ejercer. Eduardo Punset Casals, el polémico divulgador, es abogado y economista y desarrolló una mediocre carrera política antes de convertirse en un popular -hoy un tanto desprestigiado- divulgador que no le ha impedido coquetear con la supuesta ‘ciencia’ de farsantes como Uri Geller. Mal ejemplo.

La lección que nos deja la historia de la divulgación es que los mejores preparados parten con ventaja pero no les da las garantías de llegar a las masas. Hay tantos lenguajes y vectores de divulgación como público y escenarios distintos. Todas valen mientras confluyan en un mismo interés: la pasión por la buena ciencia.

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