PARA LEER CON UN PAÑUELO CERCA
La guía definitiva de los estornudos: siete cosas impresionantes y no siempre conocidas
Sabemos que es una reacción del cuerpo para liberarse de irritantes externos que rondan por tus fosas nasales. Pero quizás no conocías a qué velocidad estornudas, que nunca podrás hacerlo mientras duermes o que factores como el sexo pueden provocarlos.
Publicidad
Se siente un cosquilleo en la nariz seguido de una inhalación profunda tras la que se corta la respiración, se cierran los ojos y llega ese liberador ‘atchús’ final. El estornudo es un reflejo habitual de nuestro cuerpo que persigue el objetivo de liberar a nuestra nariz de irritantes no deseados como el polvo, el pelo de animales, el polen o ese poco de pimienta que se aproxima a tus fosas nasales provocando que estornudes ipso facto.
Básicamente, es la forma que tiene nuestro cuerpo de deshacerse de esas pequeñas y molestas cosas que no deberían ni aproximarse a los pulmones y que interfieren en el sistema respiratorio. Pero hay algunas cosas poco conocidas sobre este fenómeno común que deberías saber.
Es imposible abrir los ojos. Mira que lo sabes, pero probablemente lo hayas intentado alguna vez. Deja de hacer el bruto porque resulta que no podemos abrir los ojos mientras estornudamos.
¿El motivo? Un acto reflejo provocado por los nervios de la nariz. Estos están conectados con los nervios de los ojos de forma que cuando se acerca el ‘atchís’ estimulan a sus hermanos y empiezas a parpadear con un cierre de telón obligado cuando se da el estornudo
El sol puede ser un desencadenante. Puede que en alguna ocasión, cuando tienes esa sensación de tener el estornudo atravesado, alguien te haya recomendado que mires directamente al sol o a una luz para liberarlo, aunque no siempre funciona.
Si es así es porque no te encuentras entre ese 20% de la población que sufre el reflejo de estornudo por luz brillante. También conocido como estornudo fótico, es un fenómeno que se traduce en que las personas expuestas a la luz brillante responden involuntariamente con un estornudo.
Se trata de un rasgo que se transmite genéticamente, con un 50% de posibilidades de herencia, del que se cree que sólo ocurre después de haber estado en un lugar oscuro durante al menos cinco minutos, aunque todavía no está demasiado claro y hay personas que no necesitan salir de una cueva para que al tener contacto con un foco potente de luz surja el estornudo.
Es, en definitiva, una característica bastante común y en ningún caso peligrosa, excepto si eres piloto de combate, para quienes los expertos creen que esta condición podría traducirse en accidentes mortales.
Y el sexo también. ¿Te ha ocurrido alguna vez? No es nada extraño, ni una señal de que te hayan contagiado la gripe durante tus juegos sexuales. Al parecer, el responsable de estos estornudos postcoitales es el sistema nervioso parasimpático, encargado de regular actividades como el ritmo cardíaco, la digestión y los músculos y fluidos relacionados con la excitación, que puede desencadenar un ‘atchís’ en un momento de lo menos oportuno.
No puedes estornudar durante el sueño. Cuando nos acostamos las membranas mucosas de la nariz se hinchan. En realidad, esto debería hacernos mucho más sensibles a las partículas de polvo que se arremolinan dentro y fuera de nuestras fosas nasales, pero mientras dormimos es imposible que nos afecten.
Durante la fase REM todos los músculos, excepto los que controlan los movimientos de los ojos, están paralizados, incluidos los responsables de expandirse y contraerse para que estornudes. Además, durante el sueño las neuronas responsables de causar los estornudos están desactivadas, por lo que ningún espasmo muscular seguido de la expulsión de partículas por la nariz ocurrirá mientras duermes.
Una velocidad sorprendente. Se calcula que la velocidad media de un estornudo está entre los 50 y los 70 kilómetros por hora, claro que si quien estornuda es una persona de gran tamaño podría superar los 100 fácilmente.
Esta fuerza explica que a veces te sientas como si te hubiesen dado un latigazo, e incluso puedas sentir molestias en el cuello o espalda. ¡La explosión ha ido a tal velocidad que tus músculos se quedan agotados!
Afecta al ritmo cardíaco. Justo antes de estornudar inhalamos aire profundamente y lo mantenemos como si se cortase la respiración. Esa respiración profunda aprieta los músculos del pecho y aumenta la presión en los pulmones, lo que se traduce en que el flujo sanguíneo que va hacia el corazón se derive momentáneamente y el latido sea más lento durante ese rápido instante.
Cuando expulsamos el aire por la nariz aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco a toda velocidad, lo que produce esa extraña sensación de que nuestro corazón se hubiese parado durante unos segundos.
Explosión de partículas: debes taparte la boca. Norma de educación básica que tu madre no te decía por decir: si no nos tapamos la boca al estornudar dejaremos que todas esas pequeñas gotitas de saliva que pueden ir bien cargaditas de bacterias permanezcan suspendidas en el aire durante mucho más tiempo del que piensas, pudiendo caer sobre cualquier superficie o persona cercana que se llevará consigo tus partículas residuales.
Publicidad