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TRES PUNTOS DE LA PENÍNSULA SON AUTÉNTICOS CONGELADORES

Los lugares más fríos de España (y por qué lo son)

Con temperaturas entre los -24ºC y los -32ºC, estos son los 25 registros térmicos más bajos de la historia de España... y estas son las zonas más frías cuando pones toda esa información en un mapa.

Nieve en Teruel

Nieva en las calles EFE

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Ha tardado en llegar, pero ha llegado: ya hace frío. Vaya, es lo normal en esta época del año y lamento avisarte que si el cambio climático no lo remedia (que esperemos que no), irá a peor. Lo que pasa es que quizá no sepas que no tienes motivos para quejarte. A no ser, claro, que vivas en alguno de los tres puntos más gélidos de la Península: el norte de Palencia, la franja pirenaica o el interior de Teruel.

Si se toman los 25 registros térmicos más bajos de la historia en nuestro país hay varias conclusiones que se pueden sacar a la luz de los datos.

La primera es temporal. Hay años especialmente fríos que salpicaron de récords negativos la península, y años de temperaturas más moderadas. En 1945, 1954 o 1971, por poner algunos ejemplos, el mercurio casi se congeló en media España. Más concretamente, el frío es una cuestión de meses, y además muy localizados: de esos 25 registros 17 fueron en meses de enero, por 6 en febrero y sólo uno en diciembre y otro en marzo. Dicho de otra forma: el frío de verdad aún no ha llegado y, de media, es cosa de enero (por aquello de hacer la cuesta un poco más difícil de subir)

La segunda cuestión es geográfica: hay lugares de nuestro país que presentan una concentración de 'récords' en el listado. Por una parte, en localidades concretas, en concreto cuatro de ellas que atesoran diez de los 25 récords negativos.

Se trata especialmente de Calamocha (en Teruel) y Molina de Aragón (en Guadalajara): entre ambos han conseguido seis de los 25 récords, más de una quinta parte. Por otra parte están Sabiñánigo (en el Pirineo de Huesca) y el Estany de Gento (en Lleida), separados por algo más de 100 kilómetros. Entre ambas, cuatro récords de esos 25 señalados.

Pero además de las localidades concretas, hay tres áreas geográficas en las que el frío es inmisericorde

El interior de Teruel

Calamocha y Molina de Aragón no sólo destacan por ser las que más veces aparecen en el listado de los récords (tres cada una), sino porque ambas están además muy cerca: apenas hay 50 kilómetros de distancia entre ambos puntos, una distancia donde la altitud pasa de los 880 a los 1.060 metros de altitud sobre el nivel del mar.

La zona es elevada, pero no de las más elevadas. De hecho, tampoco hay una gran distancia del mar (menos de 200 kilómetros en línea recta), ni cadenas montañosas reseñables. Sin embargo, la disposición orográfica de la zona, los llanos y las montañas al norte, hacen que corrientes de aire frío recorran la zona y, dada la altitud, nieve con frecuencia y las temperaturas se desplomen.

El corredor pirenaico

Desde el río Salazar a su paso por Navarra hasta el Valle de Núria en Gerona hay casi 300 kilómetros en línea recta, por lo que climatológicamente no cabría esperar demasiado en común. Sin embargo algo une esas áreas, y es la barrera montañosa natural que nos separa de Francia y eleva el suelo hasta más de 3.000 metros sobre el nivel del mar en algunos puntos.

En concreto esa franja está salpicada de récords: Erremendía, Candanchú, los dos de Sabiñánigo, el del Puerto de Bonaigua, los dos del Estany de Gento o el de Núria. Lo que condiciona el clima del lugar es, efectivamente, la altitud (varios de los lugares mencionados son estaciones de esquí, puertos de montaña o pasos elevados).

El norte de Palencia

Mucho más al oeste, en Castilla y León, se dibuja otro auténtico 'congelador'. Se trata del norte de la provincia de Palencia, que concentra seis récords de la lista en muy pocos kilómetros, además de la localidad cántabra de Reinosa. Esos siete puntos se pueden recorrer en apenas un centenar de kilómetros dibujando media circunferencia... al menos si quieres visitar varios embalses, como Camporredondo o Aguilar, y algún pequeño puerto fluvial.

La proximidad de la cordillera cantábrica, las corrientes de aire frías que recorren las llanuras previas de la zona y la ubicación al norte de la Península, apenas a 50 kilómetros del Cantábrico en línea recta, hacen de esta zona un auténtico congelador.

Por cierto, si te quedas con curiosidad por saber cuáles fueron esas temperaturas históricas tan bajas, aquí puedes echar un vistazo y ponerte a tiritar ¡Feliz invierno!

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