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¿MITO O REALIDAD?

Miles de condones a la basura: la abstinencia sexual de los atletas olímpicos no tiene justificación científica

Parte de los 110.000 preservativos repartidos a los atletas en los Juegos Olímpicos de Invierno han quedado sin uso. Los deportistas prefieren no tener relaciones sexuales antes de competir aunque la ciencia no ha demostrado que la abstinencia mejore su rendimiento.

Las medallas de los Juegos Olímpicos de Invierno han costado algo de castidad

Las medallas de los Juegos Olímpicos de Invierno han costado algo de castidad Wikimedia Commons

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Una vez terminada la última edición de los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados en Pyeongchang (Corea del Sur) también acabará la abstinencia sexual autoimpuesta por un gran número de atletas. De hecho, lo más probable es que una gran cantidad de los 110.000 preservativos repartidos entre los deportistas alojados en la Villa Olímpica (una cifra récord de 38 preservativos para cada atleta) hayan quedado finalmente sin uso.

Con esa abstinencia, muchos atletas intentan asegurarse un buen rendimiento en la competición a pesar de que no hay pruebas científicas de que el sexo influya en él. Hay distintas teorías que justifican la ausencia de sexo antes de una competición de alto nivel: hay quienes creen que mantener relaciones resta concentración a los deportistas, por ejemplo.

Otros van más allá y piensan que, tras tener un orgasmo, perderán fuerza, como le ocurría a Sansón sin su cabello. Bajo esos argumentos, un buen número de deportistas de élite prefieren evitar el sexo en plenos Juegos Olímpicos.

Sin embargo, nada de ello ha sido demostrado científicamente hasta ahora. Para empezar, porque los investigadores aún no se han puesto de acuerdo a la hora de medir los efectos del sexo en el rendimiento deportivo. Además, el tamaño de las muestras para realizar un estudio sería demasiado pequeño y los deportes profesionales son muy distintos entre sí. En definitiva, no sería posible sacar conclusiones.

Eso no quiere decir que no haya estudios que hayan abordado este tema. De hecho, ya en la década de los 60 un grupo de investigadores comparó la fuerza de los hombres después de tener relaciones sexuales con la fuerza que tenían durante un periodo de abstinencia sexual. ¿La conclusión? No se halló relación alguna.

Ya a mediados de los 90, otro estudio midió la capacidad aeróbica y el consumo de oxígeno de hombres tanto después de tener relaciones como tras un cese temporal de la vida sexual. Nuevamente, no se identificó ninguna diferencia.

No obstante, sí hay un matiz importante que los atletas deben tener en cuenta: no es lo mismo competir justo después de mantener relaciones que hacerlo el día después de una noche de pasión.

Así lo demuestra otro estudio reciente que probaba que los deportistas afrontan una recuperación más lenta cuando hacen ejercicio dos horas después de practicar el sexo. Sin embargo, si el periodo entre un ejercicio y otro era de 10 horas, la recuperación era la habitual. En cualquier caso, parece que en Corea del Sur han sobrado un buen puñado de preservativos, y la ciencia no tiene claro si la abstinencia ha servido para ganar alguna medalla.

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