STEPHEN KING Y SU HIJO PUBLICAN LA DISTOPÍA 'BELLAS DURMIENTES'
Una plaga impide despertar a las mujeres: ¿Podría hacerse realidad la nueva novela de Stephen King?
Una extraña plaga impide despertar a la población femenina. Cuando las mujeres y las niñas se duermen, brota de su cuerpo una especie de capullo que las aísla del exterior. Ese es el inquietante argumento de la última novela del maestro del terror, Stephen King, escrita a dos manos con su hijo Owen. Que esta vez lleva el título de un cuento infantil clásico, 'Bellas durmientes'. ¿Sería factible su distopía según la ciencia?
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En dos pueblos de Kazajistán sucedió hace unos años algo parecido, aunque sin discriminar entre hombres y mujeres. Ciento cuarenta personas cayeron en un profundo sueño, que en algunos casos duró hasta seis días.
Pensaban que la misteriosa plaga la causaba un microbio, pero la explicación resultó ser más sencilla. En el aire que respiraban había demasiado monóxido de carbono e hidrocarburos procedentes de las minas de uranio. Y estaba afectando a su sistema neurológico. Caso resuelto.
Síndrome de la Bella Durmiente
Hasta donde sabemos, una epidemia de sueño profundo solo entre mujeres y niñas no es concebible. Sin embargo, existen algunas enfermedades que se le asemejan hasta cierto punto. Una de ellas es el síndrome Kleine-Levin, una enfermedad devastadora que clínicamente presentan episodios de hipersomnolencia, trastornos de comportamiento, hiperfagia (ingesta descontrolada de alimentos) e hipersexualidad (aumento extremo del apetito sexual).
Todo desmedido, sin que de momento se haya identificado una causa aún que justifique los síntomas. Lo llaman Síndrome de la Bella Durmiente, aunque no es exclusivo de las féminas ni mucho menos. De hecho, es más frecuente en varones adolescentes, que en los episodios de somnolencia pueden pasar hasta 20 horas al día planchando la oreja.
Narcolepsia
Más habitual es la narcolepsia, una enfermedad neurológica crónica que causa sueño excesivo y, en la mayoría de los casos, cataplejía, es decir, breves ataques de debilidad desencadenados por un momento de emoción.
Aproximadamente cada tres horas muchos narcolépsicos experimentan períodos de somnolencia extrema en los que el impulso de dormir es irrefrenable e incapacitante. Estén donde estén, se tienen que dar una cabeza. Para colmo de males, también suelen sufrir parálisis del sueño al despertarse. Es decir, que a pesar de no estar dormidos al principio no logran moverse ni hablar. Digno de una pesadilla ideada por el mismísimo King.
Las causas de la narcolepsia tampoco se conocen. Pero está claro que no es contagiosa. El hecho de que a veces suceda en varios miembros de una misma familia hace que se sospeche de una base genética. Concretamente parece que podría estar ligada a la pérdida de las neuronas hipotalámicas productoras de hipocretina, una molécula que ayuda a coordinar en la sesera el sueño y la vigilia.
La enfermedad del sueño
Lo que sí se contagia es la enfermedad del sueño o tripanosomiasis africana humana, una enfermedad tropical muy extendida. Se transmite por la picadura de la mosca tsetsé. Y entre otros síntomas causa cambios de personalidad, alteraciones de reloj biológico, confusión y dificultad para caminar y hablar.
En el extremo contrario está la enfermedad que le quitó la vida hace unos años a un italiano llamado Silvano. Recién cumplidos los 53 años, una mañana despertó y ya no pudo volver a dormir. Así de drástico. Sufría insomnio familiar fatal (FFI), una enfermedad hereditaria que deja a quienes la padecen semanas y meses sin pegar ojo.
Al cansancio inicial se le suman complicaciones como problemas, de memoria, dificultad para ejecutar movimientos, pérdida de peso... Y, en último extremo, los afectados entran en estado de coma para no volver a despertar.
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