EL CEREBRO NECESITA DESCONECTAR ENTRE TAREAS
No puedes atender a dos cosas a la vez, aunque tú creas que sí
Al cerebro se le da fatal desempeñar varias tareas al mismo tiempo. Incluso hablar requiere cierta concentración que tenemos que romper para cambiar a otras labores, por eso no puedes conducir y conversar por teléfono simultáneamente -por ejemplo-.
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Activamos el modo multitarea en casa, en el trabajo o con los amigos (por ejemplo, miramos el móvil mientras nos hablan). Gracias a la tecnología, cada vez lo hacemos más: estar pendientes de distintos estímulos exteriores, ya sean pantallas o las voces de quienes se dirigen a nosotros. Pero, por mucho que nos convenzamos de que se nos da bien prestar atención a varias cosas, la ciencia aporta cada vez más pruebas de que nos equivocamos.
La última corresponde a un equipo de psicólogos de la Universidad de Iowa, que han estudiado cómo el simple hecho de tener una conversación nos obliga a concentrarnos y que cambiar el foco de atención a otra tarea requiere cierto esfuerzo por parte del cerebro.
Como explican en un trabajo publicado en 'Psychonomic Bulletin and Review', lo que ocurre es que entre una labor y la siguiente se da un corto periodo de desconexión cerebral que suele durar alrededor de 40 milisegundos. Al menos al principio, porque el intervalo se va alargando: cada vez que sufrimos una nueva distracción, tardamos más en focalizar la mente en una ocupación distinta.
Sin embargo, el objetivo del estudio no era demostrar que las neuronas humanas son más lentas de lo que pensábamos, sino basarse en este lapso de tiempo perdido para explicar por qué los conductores se distraen al volante cuando hablan por el móvil. Para ello, los autores dividieron a los voluntarios en tres grupos y los colocaron ante una pantalla en la que tenían que seguir un objeto con la vista.
Así, mientras que unos debían contestar a una serie de preguntas durante la prueba, otros sólo debían escucharlas y los terceros permanecían en silencio. A lo largo de todo el proceso registraban el movimiento de sus ojos. El resultado fue que aquellos que respondieron tardaron hasta el doble (unos 100 milisegundos de media) en dirigir sus ojos a los nuevos objetos que aparecían en la pantalla.
Aunque mantener una conversación pueda parecer algo sencillo, mientras charlamos, el cerebro está asimilando información, barajando lo que sabes y construyendo réplicas. “Lo hacemos tan rápido que no nos damos cuenta de lo difícil que es", afirma Shaun Vecera, coautor del trabajo.
Lo llaman multitarea y no lo es
Además del presente trabajo, otros han apuntado a esta incapacidad para prestar total atención a dos asuntos al mismo tiempo. Uno de los más acérrimos defensores de que la multitarea es un mito es el neurocientífico del MIT Earl Miller, quien afirma que sencillamente no podemos focalizarnos en más de una cosa a la vez. Para contrarrestarlo, al cerebro se le da de maravilla cambiar el foco de atención muy rápido, sobre todo cuando se trata de varias tareas gestionadas por el mismo grupo de neuronas.
Pero, por muy velozmente que ocurra, este cambio constante de una a otra tarea es muy improductivo. Según David Meyer, autor de otro estudio sobre el tema, los costes en términos de productividad pueden ascender al 40%. Esto se traduce en que nos lleva más tiempo completar los trabajos y cometemos más errores que si nos centrásemos en uno solo.
Otra investigación de la Universidad de Stanford apunta en la misma dirección: sus resultados ponen de manifiesto que las personas que se dedican a la multitarea en el terreno de las tecnologías –varias páginas, distintas pantallas....– tienen un peor desempeño y se atascan más porque no saben filtrar la información irrelevante.
Sin embargo, el cerebro ha demostrado ser capaz de perseguir dos objetivos a la vez, incluso aunque esté ocupado con un proceso que le lleve a conseguir alguno de ellos. Lo hace dedicando una parte de la materia gris a cada una de las labores gracias al córtex prefrontal, encargado de transmitir las intenciones al resto del cerebro y controlar el logro de las metas.
Eso sí: no puede con más de dos tareas y sólo se esfuerza cuando tenemos la motivación suficiente. Así que, para evitar meter la pata o alargar esa costosa faena, intenta hacer las cosas de una en una.
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