UNA MALA INTERPRETACIÓN DE LA HIPÓTESIS DEL MUNDO JUSTO
¿Por qué en algunas ocasiones se culpa a la víctima de un delito de lo que le ha ocurrido?
Ante un delito algunas personas tienden a culpar a la víctima de lo sucedido poniéndose del lado del infractor. Existen ejemplos en los que el propio tribunal que juzgaba un caso de violación sexual ha indicado que la víctima había provocado y dado pie a su agresor. ¿Por qué se produce esto?
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En más de una ocasión habréis escuchado decir que si a alguien le han sustraído algo del bolso o la mochila era porque lo llevaba abierto o se había descuidado. Se trata de una forma de culpabilizar a la víctima y no a quien ha cometido realmente el hurto.
Lo mismo ocurre en casos de violencia de género, acoso de cualquier tipo o cuando se trata de una violación o abuso sexual. De hecho, son estos últimos los delitos en los que ha habido más ocasiones en las que a través de algún dictamen judicial, e incluso por una parte de la sociedad, se ha tratado de dar algún tipo de justificación a ciertas agresiones.
Frases del tipo 'si es que iba vestida como una cualquiera' o 'me extraña que no la hayan violado antes' son lamentable usadas con frecuencia. Incluso se llega a responsabilizar de lo ocurrido al entorno de la víctima con el típico comentario de 'la culpa es de sus padres por dejar que salga así a la calle'.
Los expertos están cansados de repetir que nada puede justificar un acto criminal y el hecho de que haya individuos que puedan llegar a censurar la forma de vestir, comportarse o de relacionarse de personas que han sido víctimas de cualquier tipo de delito es algo totalmente reprobable.
La explicación científica de la justificación
En ocasiones la respuesta a esta conducta suele encontrarse en una polémica suposición conocida como 'Hipótesis del mundo justo', la cual viene a indicar que todas las personas acaban recibiendo aquello que se merecen -tanto en lo bueno como en lo malo-... algo así como la teoría del karma, en la que la vida te devuelve todo aquello que has hecho.
Dicha hipótesis, publicada en 1980 bajo el título 'The Belief in a Just World. A Fundamental Delusion' ("La creencia en un mundo justo. Una ilusión fundamental") fue desarrollada por el profesor de psicología social Melvin J. Lerner y en ella exponía la creencia popular de que, innata e inconscientemente, estamos convencidos de que todo lo que ocurre en esta vida tiene un porqué.
Llevaba un par de décadas estudiando sobre el tema y realizando cuantiosos experimentos con voluntarios en la Universidad de Kansas –donde impartía clases en aquel momento- y pudo comprobar cómo un gran número de sus alumnos defendían la creencia de que los sintecho vivían en la calle y en condiciones deplorables por el hecho de que eran personas vagas a las que no les gustaba trabajar. Una extraña justificación que daban los estudiantes a que si los menos favorecidos de la sociedad lo pasaban mal era porque lo merecían o se lo habían buscado.
A partir de todas esas conclusiones Lerner desarrolló su famosa hipótesis, pudiendo conocerse en parte la razón por la que en algunas ocasiones, haciendo una mala interpretación de dicha conjetura, se culpabiliza a la víctima de lo que le ha ocurrido.
Pero evidentemente no sólo existe –como justificación a esa conducta- el punto de vista que dio Melvin J. Lerner en 1980. En 2016, las psicólogas Laura Niemi y Liane Young, de la Universidad de Harvard, publicaron el estudio 'When and Why We See Victims as Responsible' ("Cuándo y por qué vemos a las víctimas como responsables") en el que señalaban a los valores morales de cada individuo con su particular percepción de un delito.
Dependiendo la visión que se tenga de comunidad o individualismo se valorará de un modo u otro la responsabilidad tanto de víctima como del causante del acto delictivo. Las personas afines a la sociabilización de la comunidad suelen posicionarse en la mayoría de los casos del lado de la víctima –sobre todo en casos de violencia de género, agresiones sexuales o acoso- y por otra parte quienes perciben un modo de vida individual, y no colectivo, tienden a justificar algunos delitos cometidos.
También es importante tener en cuenta cuáles son las convicciones políticas y/o religiosas -y el grado de éstas- en las personas a las que se les consulta sobre determinado delito, percibiendo de un modo u otro la responsabilidad que podría haber tenido la víctima en el mismo.
Cuanto más conservadores son los ideales y más firme la fe que profese mayor será el grado de justificación que se den a ciertos actos, sobre todo a aquellos en los que la persona consultada crea que la víctima había realizado alguna ilegalidad o algo que consideraban moralmente reprobable.
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