TecnoXplora » CienciaXplora » Divulgación

UNA COSA MENOS EN LA QUE PENSAR

Que te crujan los huesos no tiene por qué ser preocupante: no es más que aire

La fricción entre articulaciones crea burbujas que, al formarse, generan este ruido particular. Solo ha de inquietarte cuando hay dolor.

Publicidad

Un crujido en una articulación que te pone alerta y te hace vaticinar los peores pensamientos: ¿se habrá roto algún hueso? ¿habrá algo mal encajado? Aunque este sonido está asociado a los peores augurios (incluso cuando se hace con gusto, para desentumecer brazos y hombros), no hay de qué preocuparse, según nos indica la ciencia.

Esta crepitación se debe a burbujas de aire que se forman en los espacios de las articulaciones cuando en este hay una capa de líquido. Cuando las articulaciones se separan, los gases de este líquido, que contienen nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono, se ponen en marcha, y provocan el sonido característico que conocemos.

Durante décadas, estos sonidos han sido de interés para la ciencia. Las últimas investigaciones, de 2015, demostraron que las causantes del ruido son las burbujas mientras se forman. Los científicos consiguieron esto después de analizar imágenes en tiempo real de estos espacios entre articulaciones. Antes, se afirmaba que el ruido lo producían las burbujas al estallar o que primero era el ruido y luego se generaba la burbuja. Hoy, es otra opción.

Al envejecer, los ruidos aumentan, pues los músculos pierden elasticidad. También, al mover rápido una articulación, es más probable que se dé este sonido; por ejemplo, cuando estamos sentados y nos levantamos de repente.

Este sonido también lo sufren personas con hipermovilidad o hiperlaxitud articular, un fenómeno en el que las articulaciones se desplazan más de lo normal. Este problema es hereditario y también avanza conforme somos mayores.

Cuando de verdad es preocupante es cuando notas algún dolor a la vez que se produce el ruido. Esto se debería al desgaste del cartílago entre las articulaciones. Será entonces cuando debas preocuparte por alguna enfermedad ósea. Pero mientras tanto, sigue crujiéndote los nudillos.

Publicidad