NO, UNA CAÑA MAÑERA NO LO ARREGLA
Seis mitos sobre la resaca que deberías dejar de creer
El cuerpo te pide pasta, una buena sesión de sofá y, quizás, tomarte una cervecita para contrarrestar el malestar general derivado de una buena borrachera. Pero presta atención porque ninguno de esos trucos sirve para nada más que para acrecentar tu resaca.
Publicidad
Pensabas pasarte a saludar y ha vuelto a ocurrir: has terminado la noche absolutamente ebrio y te espera un día fino de dolor de cabeza, estómago y mareos constantes. Olvídate de clásicos como “me debió sentar mal algo de la cena” (en serio, ¿cuál? ¿De verdad crees que las aceitunas y los panchitos constituyen una ración adecuada para los litros de alcohol que te bebiste?) o “la edad no perdona” (que algo de verdad esconde, pero lo suyo sería que aprendas de una vez por todas a beber con moderación).
Tienes un resacón como la copa de un pino y, por favor, tampoco te repitas más aquello de “si tampoco bebí tanto” porque uno, ponte a echar cuentas y te sorprenderás, y dos, según un estudio publicado en la revista 'Alcohol & Alcoholism' con sólo haber consumido tres bebidas de alta graduación –esos tres cubatas o, en su otro formato, los seis dobles de cerveza que no sabes cómo han pasado por tu laringe– es más que suficiente para que la sensación de dependencia con el alcohol aumente hasta en un 30% y se mantenga al día siguiente. Ese día en el que te prometerás otra vez aquello de que “no piensas volver a beber en tu vida”.
Al margen de las falsas promesas que te hagas, lo que sí que debes dejar de hacer es creerte estos falsos mitos que más que ayudarte a combatir la resaca pueden agrandar sus fatídicas consecuencias. ¿Cuántos de ellos seguíais creyéndoos, amigos?
1. Una caña para desayunar
Te lo has repetido tantas veces en los últimos años que te lo has acabado por creer, pero no es cierto. Eso de que para evitar dolores de estomacales y de cabeza la mejor solución es ingerir otra ración pequeña de alcohol es una auténtica falacia que lo único que conseguirá es retrasar la aparición de la temida resaca.
Vamos a ver, es cierto que beber espirituosas a la mañana siguiente puede aliviar algo de esa sensación de ansiedad –tu cuerpo quiere más alcohol– y te ayuda a relajarte, pero a la larga lo único que estás haciendo es más daño a tu hígado y cerebro y, además, el dolor de cabeza será aún peor cuando empiece la debacle.
2. Hay que dormirla
Lo sabemos, lo último que quieres hacer en un día de resaca es levantarte de la cama y salir a dar un paseo. Pero resulta que esta actividad que desde tu agotamiento mental y físico ves como una auténtica tortura es exactamente lo que debes hacer.
El alcohol sale de nuestro cuerpo de dos maneras principales: a través de la orina y a través de su aliento. Así que si lo que quieres es volver a estar sobrio cuanto antes, lo mejor es que te levantes de la cama, te pongas en marcha y realices alguna actividad física para que tu circulación sanguínea se reactive y tu ritmo respiratorio aumente hasta sus valores normales.
Cómo no, acompaña tu fitness postborrachera de agua, mucha agua, para eliminar los excesos etílicos.
3. Tomarte un analgésico antes de acostarte
Lo sentimos: lo del paracetamol previo a irnos a dormir la borrachera no es un remedio mágico. A lo sumo ayuda que te lo tomes con una cantidad ingente de agua, ya que el dolor de cabeza característico de la resaca se produce, entre otras cosas, porque tu cuerpo está deshidratado.
Oficialmente nada nos garantiza que tomar un analgésico o un antiinflamatorio nos evite los daños derivados de la ingesta excesiva de alcohol y, ojo al dato, lo que sí que no debes hacer jamás es tomártelo en pleno proceso de borrachera pensando que está previniendo los males: combinados con alcohol podrían causar daños potencialmente serios en tu ya sobrecargado hígado.
4. El café ahoga las penas
Lamentándolo mucho por los aficionados a la cafeína, lo de tomarte un café recién levantado de tu ciego en realidad podría empeorar la sensación de náuseas, retortijones y los excesivos viajes al baño que caracterizan los días de resaca. De hecho, el café es tan ácido que puede hacer que tus mareos desemboquen en una vomitona incontrolada.
Asúmelo: la cafeína te espabilará, pero en ningún caso ayudará a tu cuerpo a procesar el alcohol más rápidamente.
5. Necesitas comer grasaza y carbohidratos
No sabes por qué, pero el día después –incluso nada más llegar a casa, todo un clásico– el cuerpo te pide grasas y carbohidratos. Es normal: tus niveles de glucógeno están por los suelos y necesitas aumentar los de azúcar en sangre, y la manera más rápida y sencilla de saciar a tu organismo es con unos espaguetis, una hamburguesa o un trozo de pizza con mucho queso, bacon y demás ingredientes apetecibles que contengan tales circunstancias.
Sin embargo, estamos hablando de alimentos demasiado altos en grasas y calorías por lo que, lo poco que una ración de carbohidratos procesados te solucione a nivel de dolores de cabeza y mareos, te lo reportarán en retortijones. Opta por un bocadillo, unas galletas o incluso fruta, y acabarás con ese estado de ebriedad que te está dando el día sin volver corriendo a colocarte en postura fetal en la cama o el sofá.
6. Vino más cerveza da dolor de cabeza
Ni esta frase es cierta ni mucho menos la que la sigue con aquello de "cerveza más vino, sienta divino". Toda una leyenda urbana que ha adquirido demasiada credibilidad. Pero no, al menos cuando te pases de la raya... Cuando bebemos en exceso –y especialmente si lo hacemos a toda velocidad– el orden de los factores no altera el producto. Cuanto más rápido se absorbe el alcohol en el torrente sanguíneo, más rápido llega al cerebro, y cuanto antes suba a la cabeza, pero será tu resaca.
Eso sí, si has decidido no volver a pasar por uno de esos días de sensación de haberte convertido en una escoria humana y aprendes a mantener un ritmo y un consumo moderado, procura ingerir las bebidas etílicas de menor a mayor graduación, tu hígado podrá procesarlas –con calma y sin sobresaturarse– y acelerar el proceso de eliminación mucho mejor.
Publicidad