Factores que ocasionan la soledad
¿Sufres la soledad? Estos podrían ser los motivos, según la ciencia
La soledad no significa
necesariamente que sufras un rechazo por parte de la sociedad o que seas tú
mismo quien se aísla del resto. Son muchos los estudios que confirman que estar
solo es algo cada vez más habitual, y que estaría originado por múltiples
factores.
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Si piensas que la soledad sólo te
afecta a ti, no te alarmes. El aislamiento es un problema cada vez más
frecuente en nuestras vidas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), solamente
en España hay más de cuatro millones y medio de personas que viven solas. La
Escuela de Medicina Clínica de la Universidad de Cambridge detectó que en Reino
Unido una de cada cuatro personas mayores de 65 años sufre soledad. ¿Cuáles son
las causas de este fenómeno? No hay un factor concreto que apunte al culpable
de dicha carencia, ya que los detonantes pueden ser varios.
Según un estudio publicado en la
revista Nature Communications, uno de
los factores de riesgo podría ser el sobrepeso, que puede provocar efectos
negativos no sólo para la salud, sino también para la sensación de aislamiento.
El nivel educativo también es un
posible factor de aumento de la soledad: cuantos menos años de estudios se
tengan, existe una mayor posibilidad de aislamiento social.
Pero no sólo el sobrepeso y el nivel
educativo son los posibles causantes de la soledad, la genética juega un papel
clave. Algunos investigadores han notado una base genética compartida entre la
soledad y la inestabilidad emocional o los síntomas de la depresión.
Los científicos han observado el
genoma de 452.302 individuos y han detectado en quince regiones diferentes
variaciones genéticas comunes asociadas con la necesidad de apartarse
socialmente. Pese a ello, los investigadores indican que la genética sólo
explicaría algo menos de un 10% de los casos de propensión a la soledad.
La magnitud que alcanza este
fenómeno, según este estudio avalado por la Escuela de Medicina Clínica de la
Universidad de Cambridge, es comparable al hábito de fumar. De hecho, los
últimos datos apuntan a que superaría a otros factores de riesgo de mortalidad
como la obesidad.
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