Tener una hija es un antídoto contra el machismo

Dicen que el fascismo se cura leyendo, que el racismo se cura viajando… y al parecer, el machismo se cura (o se previene) teniendo una hija. Es lo que se conoce como ‘The Mighty Daughter Effect’ (el efecto de la hija fuerte), según lo han descrito varios investigadores en Reino Unido. De acuerdo a sus conclusiones, la percepción de los padres británicos de que los hombres debían ser el sostén de una familia cambiaba con el paso del tiempo y se reducía más cuando sus pequeñas se encontraban en el instituto.

Así, criar hijas moldea pensamientos tradicionales sobre el papel de la mujer o machistas. El estudio se centraba en los roles de género de Reino Unido; en concreto, en la tradición de que el esposo trabaja fuera de casa y la esposa se queda en el hogar.

Además de comprobar cómo se reducían los pensamientos conforme las niñas crecían, también se concluyó que la edad adulta y las experiencias que se viven en ella, como la propia crianza, moldean estas concepciones arcaicas. De este modo tener hijas en edad escolar también está asociado a menos posibilidades de que las parejas sigan la división tradicional del trabajo por géneros (el padre fuera de casa y la madre dentro).

En el caso de las madres, no se notaron diferencias en la forma de opinar sobre sus hijas a lo largo del crecimiento de estas, ya que ellas ya han experimentado las discriminaciones por género y, por tanto, son menos tradicionales que los hombres.

En las conclusiones, el equipo explica que a través de la crianza “los padres de hijas pueden desarrollar una mejor comprensión de los obstáculos de las mujeres y las niñas en la sociedad”. En definitiva, la “exposición indirecta al obstáculo” tiene la capacidad de cambiar la actitud de la gente.