TERAPIAS DIFICILMENTE ES JUSTIFICABLE
El timo de lo cuántico
Una mujer cruza la puerta del periódico X y pregunta por el responsable de la sección de ciencia (sí, ese periódico aún tiene de eso). Representa a una conocida marca de homeopatía y hace una semana concertó una reunión con el periodista, que aceptó extrañado. Ahora, tras las convenientes presentaciones, pasan juntos a una sala de reuniones. Empieza el show.
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-Bueno, pues tu dirás- dice la mujer una vez se han acomodado.
-¿Yo diré qué?- pregunta el desconcertado periodista.
-Que me preguntes lo que quieras. Estoy aquí para responder a tus dudas sobre homeopatía.
El periodista, por supuesto, no tiene ninguna duda sobre la homeopatía. Lleva años escribiendo al respecto. Sabe que ningún análisis clínico ha demostrado jamás que tenga un efecto superior al placebo. Pero, en fin, la representante de la multinacional homeopática está ahí y sería feo no preguntarle nada.
La homeopatía se basa en la disolución de una sustancia en agua hasta que no queda ni una sola molécula, así que el periodista se decide a preguntar:
-Oiga, si la física y la química sostienen que una sustancia diluida en agua no puede tener ninguna propiedad curativa, ¿en qué se basan ustedes para afirmar lo contrario?
Nuestro intrépido periodista prevé la respuesta. Va a hablarme de la memoria del agua, piensa. Los homeópatas siempre dicen lo mismo: que el agua tiene memoria. Que, de alguna manera que la ciencia no puede explicar de momento, es capaz de recordar las propiedades de las sustancias con las que ha estado en contacto. Pero, contra todo pronóstico, la mujer responde algo completamente distinto e inesperado.
-Me alegra mucho que me hagas esa pregunta -dice- porque hay mucha desinformación al respecto. Como bien sabes, la física y la química no encuentran una respuesta al funcionamiento de la homeopatía. Eso es porque la física y la química se han quedado viejas. Trabajan sobre modelos del siglo XIX. Y la clave, por supuesto, está en la cuántica.
El periodista se ajusta las gafas, visiblemente descolocado.
-O sea, que… la física cuántica puede explicar los supuestos efectos de la homeopatía.
-No, todavía no. Pero podrá. Tiempo al tiempo.
Esta escena, a grandes rasgos, ocurrió en la realidad. Tuvo lugar en un periódico regional, y la conversación, según el periodista implicado, fue más o menos como he relatado.
Desde que escuché por primera vez su relato (que me contó a los pocos días de haberlo vivido) no he parado de toparme con justificaciones cuánticas en los lugares más insospechados. Reiki cuántico, bioenergía cuántica… incluso física cuántica curativa.
Podríamos entretenernos buscando la explicación al surgimiento de estos fenómenos en la física cuántica, pero mucho me temo que perderíamos el tiempo. En realidad, nada de esto tiene nada que ver con los principios de la mecánica cuántica, sino con la resonancia que esa palabra, cuántica, tiene en la mente de muchos.
Hay un cierto consenso en que la física cuántica nos depara grandes sorpresas en el futuro. Hay quien asegura incluso que el desarrollo de la física cuántica traerá consigo una (otra) gran revolución científica y tecnológica ¿Acaso hay algo que resulte más prometedor que eso para quienes se ganan la vida con terapias sin aval científico?
La cuántica, nos dicen algunos científicos, quizá acabe incorporando la física clásica dentro de un modelo mayor que ahora ni entrevemos.
-¡Estupendo!- claman algunos-. Esa explicación futura será precisamente la que revele que mi terapia funciona. La que me dé la razón, la que consiga, por fin, que los científicos, que durante tanto tiempo me han acusado de estafa admitan que estaban equivocados. La cuántica será la Gran Explicación (con mayúsculas) que convertirá la medicina alternativa en medicina.
No tardaremos en ver cremas antiarrugas con propiedades cuánticas, pulseras cuánticas para no coger constipados y yogures cuánticos.
-¿Llegas agotado a la hora de comer? Nuestro nuevo yogur con proteínas cuánticas ayuda a tus defensas y a tu tracto intestinal.
¿No me creen? Se aceptan apuestas.
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