INVESTIGADORES CON BUENA MEMORIA
Una unidad policial que no olvida una cara: los superpoderes secretos de Scotland Yard
La policía inglesa cuenta con una pequeña división de agentes con un extraño don: son capaces de recordar una cara cualquiera años después de haberla visto.
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Debes saber que, sea cual sea tu tara, existe una enfermedad tras la que escudarte. Si por ejemplo odias conducir (o te da miedo) siempre puedes decir que padeces amaxofobia. Si eres varón y por lo que sea las mujeres guapas te producen ocasionales accesos de taquicardia, échale la culpa a algo llamado caliginefobia. Y si lo que te ocurre es que no tienes ni idea de quién esa persona que te para por la calle y ufanamente te suelta un 'cuánto tiempo sin verte', debe saber que quizá padezcas un principio de prosopagnosia.
La prosopagnosia es quizá la única enfermedad con nombre de figura literaria. Se trata de un raro tipo de agnosia visual, que es la incapacidad del cerebro para interpretar correctamente la información que le llega a través de la vista. En su manifestación más extrema y dramática puede llevar al enfermo a no reconocer siquiera su propio rostro en el espejo.
Y como a veces la naturaleza tiene arrebatos de yin-yang, ocurre que la prosopagnosia cuenta con su propio reverso (en este caso, luminoso): la capacidad, casi sobrenatural, para reconocer un rostro entre una multitud años después de haberlo visto.
Una 'enfermedad' al servicio de la Policía
Un ejemplo real y asombroso: en 2011, quizá lo recuerdes, Londres fue pasto de los disturbios. Todo empezó cuando un chico de 29 años fue asesinado por la Policía en el barrio de Tottenham. Los desórdenes empezaron allí y se extendieron luego por otros barrios y también por otras ciudades inglesas. Se quemaron coches y edificios, hubo más de treinta policías heridos, dos centenares de detenidos y un caos general que se prolongó semanas.
Londres es una de las ciudades más videovigiladas del mundo. Las autoridades han invertido millones de libras en un sistema que cubre con cámaras casi cada calle, cada plaza, cada esquina. Pero, cuando estallaron los disturbios, la Policía se encontró con un inesperado problema: ¿de qué sirve tenerlo todo grabado si no se puede identificar a las personas que aparecen en las imágenes?
En películas como 'Misión Imposible' un funcionario con gafas presiona una tecla y un software con llamativos gráficos encuentra "coincidencias" (así suelen llamarlo) entre los rostros grabados y las fichas policiales. Lamentablemente, solo Tom Cruise parece tener acceso a esa tecnología (quizá también Matt Damon).
Durante aquellos disturbios de 2011, Scotland Yard se encontró con la imagen de un tipo que lanzaba cócteles molotov contra coches y edificios. El exaltado en cuestión estaba tapado de pies a cabeza, dejando a la vista sólo los ojos. Ojos que, además, apenas se veían por estar lógicamente pixelados (los equipos de videovigilancia no se caracterizan por su alta definición). Pero Scotland Yard contaba con una ventaja inesperada: tenía en sus filas a un superhéroe.
Se llama Gary Collins y es lo opuesto a un prosopagnósico, lo que se conoce como un super-reconocedor. Collins había visto a aquel hombre sólo una vez, años antes, en la comisaría. Le bastaron sus ojos pixelados para reconocerlo en el acto. Ahora, el pirómano está detenido y Collins tiene una gran anécdota que contará en todas las reuniones familiares.
Una unidad de super-reconocedores
No es el único caso ni Collins el único dotado con este talento, pero sí uno de los pocos identificados. Como es obvio, esta habilidad resulta extraordinariamente útil para la Policía. Tanto es así que Scotland Yard ha creado ya una pequeña división conformada por seis super-reconocedores. Se trata del primer cuerpo policial del mundo que monta algo semejante.
Todos los miembros de la división han pasado una serie de exigentes pruebas, empezando por una que puede realizar cualquiera delante de su ordenador a través de este enlace. Esta prueba, de veinte minutos, ha sido desarrollada por el Laboratorio de Psicología y Conducta de la Universidad de Londres.
Por el momento, los neurocientíficos no tienen ni idea de por qué se produce este fenómeno como tampoco entienden el origen de la prosopagnosia. Una cosa sí parece clara: ambos fenómenos están relacionados y comprender uno ayudará a comprender el otro. Mientras tanto, los criminales de Londres tienen un nuevo enemigo. Y es lo más parecido a un grupo de superhéroes que jamás ha pisado las calles.
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