EMBALSAMIENTO MODERNO

Drenaje de la sangre: el método que han utilizado para conservar el cuerpo del papa Francisco durante estos días

Cada papa decide qué quiere que se haga con su cuerpo en el momento de su muerte. Por ejemplo, hay algunos que rechazan cualquier forma de embalsamamiento o conservación artificial, como Juan Pablo I.

Féretro del papa Francisco

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El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a los 88 años. Sin embargo, su funeral no se celebrará hasta este próximo sábado, por lo que es importante mantener su cuerpo en buen estado dado que va a estar a la vista durante tres días para todos los fieles que quieran ir a velarlo.

Por ejemplo, cuando fallecieron, los cuerpos del papa Benedicto XVI y Juan Pablo II fueron sometidos a tanatopraxia, una técnica que preserva temporalmente el cuerpo para su exposición pública. Pero en el caso del actual pontífice es probable que se le haya practicado otro método de embalsamiento.

Cabe destacar que cada papa decide qué quiere que se haga con su cuerpo en el momento de su muerte. Y es que por ejemplo, el papa Juan Pablo I (el anterior a Juan Pablo II) rechazó cualquier forma de embalsamamiento o conservación artificial y su cuerpo se deterioró rápidamente durante las celebraciones fúnebres.

Tal y como asegura el medio National Geographic, tras el fallecimiento del papa Francisco, los responsables han tenido que lavar cuidadosamente su cuerpo para eliminar bacterias, afeitar el vello facial y masajear sus músculos para aliviar la rigidez muscular que se produce una vez que una persona ha fallecido.

Féretro del papa Francisco
Féretro del papa Francisco | Reuters

En cuanto al tratamiento de su cuerpo, según menciona este medio, es probable que se le haya practicado un proceso de embalsamamiento con drenaje de la sangre y la aplicación de sustancias químicas conservantes. Este procedimiento implicaría inyectar una solución compuesta, posiblemente, por colorantes, alcohol, agua y formaldehído.

"Gracias a esta mezcla química, el sistema circulatorio respondería de manera similar a como si fuera una transfusión, desplazando la sangre coagulada que, de no extraerse, aceleraría también la descomposición del cuerpo", explican.

El caso del papa Pío XII

El papa Pío XII, que murió en el año 1858, dejó por escrito que no quería ser embalsamado cuando falleciese. Por ello, su médico de cabecera, el italiano Riccardo Galeazzi-Lisi, optó por un método experimental que implicaba la inmersión del cadáver en una mezcla de hierbas aromáticas y, posteriormente, envolver el cuerpo con celofán, lo que lejos de ayudar a conservar el cuerpo provocó este se descompusiera de manera más rápida.

El pontífice comenzó a hincharse fruto de los gases que el cuerpo humano produce después de morir y el olor que emanaba comenzó a ser insoportable, por lo que se decidió cerrar el ataúd en el tiempo que durara la exhibición. Pero, al aumentar el calor y la concentración de gases, las consecuencias fueron irreversibles: el tórax de Pío XII explotó y su rostro y cuerpo comenzó a descomponerse.

Los médicos tuvieron que reconstruir el cuerpo del papa fallecido, embalsamarlo de nuevo y ponerle una máscara de cera para que los feligreses no contemplaran el trágico suceso. Como consecuencia, Galeazzi fue despedido del Vaticano.

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