CREAN UNA FORMA DE 'PREDECIR' CÓMO VARIARÁN SUS CURSOS
Así se predice el 'baile' de un río
A lo largo del tiempo el curso de un río varía a causa de movimientos naturales. Movimientos de placas, inundaciones y la composición del terreno intervienen en una danza que ahora hemos aprendido a predecir.
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Ríos que llevan al mar. No existen muchas metáforas tan claras como esa para explicar lo inevitable. Ahora bien, nadie dijo que ese camino hacia el mar no estuviera lleno de curvas, cambios y redirecciones. En la naturaleza pocas cosas son definitivas, y desde luego el trazado de un río no lo es.
Más allá de la acción del hombre con presas, diques y el cambio climático, muchas variaciones 'naturales' determinan el curso de un río y sus movimientos. Por ejemplo, la dureza y porosidad del suelo, o si hay ríos cercanos. También, claro, si hay movimientos tectónicos, fuertes vientos, grandes precipitaciones y un largo etcétera de condicionantes adicionales.
Todo esto es importante porque esas variaciones se traducen en la importancia y caudal de cada río. Por explicarlo de forma sencilla, el terreno es un enorme juego de rampas y corrientes subterráneas. A cielo descubierto la lluvia, al caer, discurre hacia un lugar y no hacia otro, y bajo tierra los torrentes nutren unas regiones y no a otras. El resultado es que haya enormes extensiones de terreno en el 'área de influencia' de un río, y cuanto más importante es éste más grande suele ser su 'territorio'.
Por ejemplo, estos son los 'dominios' del Mississippi
¿Y cuánto dura el 'reinado' de un río? Depende. Porque hay reyes que caen y otros que surgen. No a la velocidad de nuestra especie, claro, pero a la suya, a la de la naturaleza. Así, con el suficiente ajetreo en forma de incidente meteorológico o sísmico, un rey puede 'anexionarse' territorios ajenos, unirse a otro río o, al menos, 'danzar' sobre el terreno.
Aquí un ejemplo de un río peruano, en apenas tres décadas de 'baile'
¿Es posible predecir cómo será un paisaje en el futuro atendiendo a tanta inestabilidad? Un grupo de investigadores ha logrado hacerlo gracias a un sistema estadístico probado en tres puntos distintos, alejados en kilómetros y con muy diferentes condicionantes ambientales.
Según la investigación, publiada a principios de año en Nature, se pueden traducir todos esos factores como variaciones estadísticas en una aplicación matemática que ayuda a localizar puntos de medición. Atendiendo a cuánto se mueven esos puntos de medición a lo largo de los últimos años se puede estimar si en el futuro el cauce de ese río es susceptible de cambiar o no.
Porque, como sucede con los elementos químicos, todo en la naturaleza tiende a una situación de estabilidad, es decir, en el caso de los ríos, a un cauce determinado y estable... aunque lleve millones de años. Por citar un ejemplo, uno de los tres ecosistemas analizados se formó cuando Europa se desgajó de América hace ya unos cuantos millones de años... y los ríos aún no han acabado de asentarse.
Vaya, que los ríos van hacia el mar... pero el viaje va cambiando a lo largo del tiempo, por aquello de no aburrirse con el paisaje.
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