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DOS ANFIBIOS INFERNALES

El 'beso de la muerte' de las ranas más letales que te puedes encontrar

Un gramo del veneno de la rana de la imagen puede ser veinticinco veces más letal que el de una serpiente de cascabel.

Una de las ranas más letales que te puedes encontrar

Una de las ranas más letales que te puedes encontrar Carlos Jared/Butantan Institute

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Un grupo de científicos han identificado en Brasil dos especies de ranas muy venenosas, un término que se reserva para animales capaces de inyectar sus toxinas en otros animales mediante algún mecanismo propio. El equipo que las analizó ha recogido las conclusiones en 'Current Biology'

Hasta ahora era 'vox populi' el conocimiento de que algunos de estos anfibios albergaban y segregaban sustancias tóxicas a través de algunas glándulas de su piel. Algunos, de hecho, son de los animales más mortíferas del planeta. Sin embargo, las espinas afiladas que tienen las especies 'Aparasphenodon brunoi' y 'Corythomantis greeningi' las convierten en las primeras que están 'armadas' para inyectar el veneno. Y no es cualquier veneno.

La primera de ellas, a la que llamaremos 'cabeza de Bruno', es la que se lleva la palma. Puede perforar la piel de su víctima con dos pequeñas espinas que tiene situadas a ambos lados de su hocico. Después de esto el veneno solamente tiene que fluir por la sangre de su presa, con tal efectividad que con un gramo se podría acabar con la vida de ochenta personas adultas y hasta trescientos mil ratones. ¡Casi nada!

Los investigadores las encontraron en el estado de Espírito Santo, en la costa atlántica brasileña, y comprobaron en el laboratorio cómo abordaron a cinco roedores. Pueden mover y flexionar la cabeza hacia arriba y abajo y también hacia los lados, por lo que pueden golpear hacia todas las direcciones.

'Corythomantis greeningi'

Aunque la 'Corythomantis greeningi' (en la imagen superior) es dos veces más venenosa que una serpiente cascabel (un gramo suyo puede matar a seis humanos y 24.000 ratones), sus espinas de la cabeza y las grándulas de su piel son más grandes y segregan más cantidad de veneno que la “cabeza de Bruno”.

Carlos Jared, uno de los investigadores del Instituto Butantan, tuvo un pequeño percance con uno de estos pequeños animales. Por suerte ocurrió con la otra especie que estudiaron, que aunque inyecta toxinas muy fuertes no llegan al nivel de la anterior.

Anécdotas aparte, Jared cree que este estudio marca un antes y un después en el conocimiento de los mecanismos de defensa de los anfibios, y opina que se irán descubriendo otras ranas con 'modus operandi' similares a las dos que han investigado.

En declaraciones a 'Live Science' afirmó que los anfibios “tienen una amplia gamas de toxinas en la piel que han sido bien estudiadas, pero este modo de transmisión de las toxinas como un veneno no se había encontrado antes”.

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