SOLO LAS RECUERDAS POR LAS PLAGAS O PICADURAS EN LA PLAYA
Cinco cosas que no sabías sobre las medusas
Tienen 24 ojos, regeneran las mutlilaciones en cuatro días. Aunque parecen bolsas de gelatina blandas y tremendamente simples que vagan sin rumbo por el océano, estos cnidarios tienen una biología más extraña de lo que piensas.
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Ahorro de energía. Si hay un transporte que puede ser considerado "low-cost" es sin duda el que emplean las medusas. En lo que se refiere a locomoción, cuentan con el propulsor natural más eficiente que existe desde el punto de vista energético.
No en vano consume un 48% menos de oxígeno y alimento para moverse que cualquier otro ser conocido. Un estudio publicado hace poco en la revista PNAS revelaba que la clave de esta eficiencia en el movimiento es la pausa que existe entre la contracción y la expansión de su cuerpo acampanado.
Tal y como demostraron Shashank Priya y sus colegas de Virginia Tech (EE UU), este parón crea un remolino o vórtice que empuja al animal hacia adelante, reduciendo el trabajo de los músculos al mínimo.
Se regeneran. Cuando pierden una extremidad, las medusas no se quedan cojas. En menos de cuatro días desde la amputación de parte de su cuerpo, son capaces de regenerarse, volver a centrar la estructura oral para recuperar la simetría, y reconstruir las conexiones musculares.
No empujan, succionan. Las medusas son la envidia de los ingenieros por su inimitable eficiencia a la hora de desplazarse a través del agua. Y es que son capaces de recorrer grandes distancias con impulsos ínfimos.
Averiguar cómo lo lograban traía de cabeza a centenares de científicos de todo el mundo hasta que, el año pasado, el ingeniero mecánico de la Universidad de Stanford (EE UU) John Dabiri dio con la clave: en lugar de empujar el agua que queda tras de ellas, las medusas succionan el agua que tienen delante hacia el interior de su cuerpo.
"Durante casi un siglo pensábamos que para imitar el nado natural había que generar grandes presiones que impulsaran el agua hacia atrás", explica Dabiri. "Parece que tenemos que dar marcha atrás y trabajar en la succión para movernos bajo el agua", admite.
Ojos para cazar. Si cuatro ojos ven más que dos, imagínate lo que ve la medusa cubo (Tripedelia cystophora) con 24 ojazos repartidos por su cuerpo.
De ellos, 16 son bolsas llenas de pigmentos sensibles a la luz. Sin embargo, los que llaman la atención son los ocho restantes, que cuentan con una sofisticada lente, una retina, iris y córnea. En definitiva, muy parecidos a los de los mamífeeros. Curiosamente, cuatro de esos ojos siempre asoman fuera del agua, ayudándole a navegar a través de las aguas en las que habita, llenas de raíces de manglares.
El disparo más rápido y potente. Los nematocistos de las medusas son una de las estructuras más veloces a nivel celular que se conocen.
Cuando algo entra en contacto con ellas, estas armas en miniatura, cargadas de neurotoxinas y sustancias hemolíticas, se disparan contra la presa o el atacante.
Usando técnicas especiales que superan a la imagen en alta velocidad para obtener 1.430.000 fotogramas por segundo, científicos de la Universidad de Heidelberg (Alemania) lograron observar el mecanismo y demostraron que la presión es tan alta en el momento del lanzamiento que el pequeño arpón puede incluso atravesar la cubierta de un crustáceo.
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