PERCIBEN LOS ALIMENTOS DE FORMA MUY DIFERENTE AL RESTO
Conoce a los ‘supersaboreadores’, gente a la que casi todo les sabe amargo
Una variación genética, o el tener más receptores gustativos en la lengua, pueden impedirte beber café o probar según qué vinos, entre otros alimentos.
Publicidad
Seguro que alguna vez habrás ido con alguien y, comiendo un mismo plato, le habrás visto tirar la cuchara con cara de asco. Lo mismo que a ti te parece sabroso a tu compañero de mesa le parece un asco. O habrás sentido pasión por una determinada receta que otros no querrán ver en pintura.
Para gustos, los colores, dice el refrán. Pero en realidad debería decir que para gustos los genes y el número de receptores de sabor de tu lengua. Pero claro, es que eso es demasiado largo...
Primero descartemos lo obvio: efectivamente a cada uno nos gustan unas cosas, hay quien prefiere el dulce, hay quien no soporta el picante, quien cocina sin sal o a quien le repite el ajo o el pimiento. Hay, incluso, quien come brócoli (bueno, eso dicen, pero yo no he conocido a nadie)
Al margen de eso, cada uno saboreamos los platos de una forma. Dicho de otra manera: al comensal que está junto a ti comiendo ese mismo plato de lentejas no le saben igual que te saben a ti, aunque a los dos os gusten por igual.
La diferencia depende básicamente de lo primero (los gustos personales) y de si eres un 'supersaboreador' o no ¿Que qué es eso? Es una palabra que se acuñó en 1961 para describir a alguien con unas capacidades gustativas diferentes a las de los demás, más intensas y, para determinados sabores, más complicadas.
Por ejemplo, un 'supersaboreador' notará todo muchísimo más amargo de lo que tú lo notas. Vamos, como que no tomará café, o espárragos, y que un montón de cosas le sabrán a almendras amargas aunque para ti estén la mar de buenas. De hecho, es posible que coma con mucho más azúcar o sal que tú, y no porque lo dulce o lo salado le entusiasme, sino para tapar el regusto amargo que muchos alimentos no necesariamente amargos le provocan.
Efectivamente, si estás pensando que casi todo lo que empieza por "súper" suele molar, esto es la prueba de que a lo mejor no tanto. Bueno, esto y "supermercado", que no es el acabose de la diversión. Aunque tienen una ventaja: difícilmente les envenenarán teniendo en cuenta que la mayoría de venenos tienen sabor amargo. Alguna ventaja tenía que tener...
A los 'supersaboreadores' se les distingue por la configuración de los receptores de la lengua, mucho más sensibles que los demás, algo que viene determinado por la genética y que, por tanto, sería complicado de comprobar de forma sencilla. Ahora bien, hay una manera más práctica de hacerlo, que es contando el número de papilas gustativas: si a través de un papel en el que has hecho un agujero con una perforadora (de esas de oficina normal) cuentas más de 35, eres uno de ellos.
El término se acuñó en el '61, pero la idea se descubrió treinta años antes. Resulta que a un descuidado científico se le escapó un poco de feniltiocarbamida en el laboratorio, tras lo que un compañero comentó que había notado un gusto profundamente amargo en la boca... mientras el torpe científico no había notado nada. Repitieron la prueba y vieron que era algo común (que alguna gente no notara nada y que otros lo notaran muy amargo).
Posteriores estudios vincularon esa diferencia al aspecto genético y de papilas gustativas ya comentado... además de llamar la atención sobre el hecho de que la feniltiocarbamida es ligeramente tóxica, así que no es plan de ir dándole lengüetazos para ver si eres un 'supersaboreador' o no, porque igual si te pasas es lo último que pruebas... como para que encima lo seas y te sea amargo a rabiar.
Luego, claro, están los que no saborean nada (o, al menos, menos que los demás). Eso se puede producir porque estés congestionado (parte del sabor se determina en la pituitaria nasal), porque fumes (que también, como la congestión, hará que tampoco seas capaz de oler todo lo bien que deberías) o porque tengas menos de 15 papilas gustativas en la ya citada 'prueba de la perforadora'.
Para los demás, que ni 'súper' ni 'no' saboreadores, una pregunta: ¿cuántos sabores distintos hay? Si piensas que son cuatro, como te enseñaron en el colegio, mejor piénsalo otra vez
Publicidad