HASTA 40 REIMPRESIONES
Crean un papel que se puede borrar y reescribir varias veces
Uno de los mayores problemas del mundo es el desperdicio. A medida que la tendencia a la globalización y la modernización crece a un ritmo acelerado, sus efectos sobre el medio ambiente se hacen inevitables.
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Los medios digitales pueden ser muy frecuentes en la sociedad de hoy día, pero en muchas situaciones y ocasiones la pantalla electrónica no lo sustituye todo. El empleado de oficina promedio todavía imprime miles y miles de páginas de papel cada año, y grandes carteles y pancartas siguen siendo la norma tanto en conferencias como en ferias comerciales.
Así, la basura de las oficinas, escuelas, etc... todavía utilizan el papel por norma, y los vertederos locales tienen problemas para deshacerse de ellos. A pesar de que el papel se puede reciclar, todavía se requiere una cantidad significativa de inversión para que el papel viejo se convierta en una hoja reutilizable de nuevo. Si a esto le sumamos el aumento de la densidad de población, todo ello ha dado lugar a una serie de problemas que llevará más de un siglo resolver.
Cierto es que con los años, la cantidad de producción de plástico se ha reducido mediante la transformación de materiales desechables en papel y madera. Sin embargo, esto puede haber creado otro problema, no muy fácil de resolver.
Los científicos han estado pensando en formas de reducir la cantidad de residuos de papel, en un esfuerzo por reducir el impacto ambiental de la fabricación y envío de más papel, un equipo de investigadores de la Universidad de Shandong (China) ha desarrollado una superficie regrabable de papel que se puede imprimir y borrar 40 veces sin pérdida de resolución.
Ya habíamos oído hablar de la tinta borrable, pero este papel, combinado con una mezcla de óxido de tungsteno de baja toxicidad y polivinilpirrolidona (un polímero soluble en agua) para crear una película delgada, es todo un hito.
El material resultante permite imprimir en estas hojas exponiéndolas a la luz ultravioleta por lo menos 30 segundos. La membrana flexible está hecha de óxido de tungsteno -utilizado en las "ventanas inteligentes" que modulan la cantidad de luz solar y el calor que pasa a través de ellas- y un polímero soluble en agua.
La superficie se "imprime" exponiéndola selectivamente a la luz ultravioleta (UV), lo que hace que el óxido de tungsteno incoloro se vuelva azul. El cambio de color apenas transcurre en cuestión de segundos, mucho más rápido que los experimentos anteriores con superficies regrabables.
Según los expertos, es capaz de reutilizarse unas 40 veces antes de que la calidad del material disminuya significativamente. El estudio ha sido publicado en la revista Applied Materials & Interfaces donde los autores exponen que la comercialización de esta tecnología sería relativamente sencilla.
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