El efecto mariposa es mentira

La idea del efecto mariposa viene de 1972 cuando un meteorólogo del MIT llamado Edward Lorenz estaba probando modelos para simular el clima con un programa informático que calculaba las soluciones mediante iteraciones.

Lo que ocurrió fue que Lorenz quiso comprobar unos resultados que había obtenido el día anterior. Por hacerlo más rápidamente, en vez de introducir los datos con todos los decimales puso sólo los primeros, obteniendo, para su sorpresa, nuevos resultados que no tenían nada que ver.

Así fue como Lorenz descubrió que los modelos del clima son sistemas caóticos cuyos resultados son muy sensibles a las condiciones iniciales, lo que le hizo escribir el ensayo que daría lugar al mito y que tituló: 'Predicciones: ¿Puede el aleteo de una mariposa causar un tornado en Texas?'

Lo que ocurre cuando intentas predecir el tiempo es lo mismo que ocurre cuando intentas predecir el número en el que caerá la bola en la ruleta del casino. Es fácil anticipar que la bola dará unas cuantas vueltas antes de parar, porque la solución general cualitativa siempre es parecida, pero cualquier pequeña variación en las condiciones iniciales hace casi imposible adivinar exactamente dónde lo hará.

Lo mismo ocurre con el tiempo. Los meteorólogos pueden pronosticar si se va a formar una tormenta mañana, aunque no sepan exactamente su forma. Ese también es el motivo por el que a veces fallan y por el que sólo se puede predecir el tiempo con un máximo de entre 5 y 10 días de antelación.

Curiosamente, las soluciones presentan forma de mariposa, pues las líneas giran en torno a lo que se conoce como “atractor de Lorentz”. Como si las matemáticas lo supieran.

Gracias a este atractor, las mariposas seguirán siendo seres inofensivos, puesto que si se dan las condiciones para que haga buen tiempo esto será así aunque no podamos predecir exactamente dónde vayamos a estar cada uno de nosotros.