LOS EXPERTOS ACERCAN LAS POSIBLES GUERRAS DEL AGUA DEL FUTURO
Empiezan los seis meses que pueden cambiar California para siempre
Meses de medidas excepcionales no han logrado frenar los efectos de la sequía extrema que azota al Estado. Justo ahora empiezan los meses más críticos.
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El contador está en marcha: ¿será capaz de soportar la población de California seis meses de infierno? Seguramente sí porque, no en vano, es uno de los Estados económicamente más potente de la nación más potente del mundo... pero si en lugar de alojar Hollywood y Silicon Valley California fuera una región de cualquier otro país a estas alturas estaríamos hablando de un drama humanitario sin precedentes.
La región lleva meses sufriendo una devastadora sequía sobre la que los expertos aventuraron que iría a peor. No se han equivocado. En apenas tres semanas se pasó de la declaración oficial de estado de emergencia a la sequía excepcional, el mayor rango de emergencia que contrmpla el observatorio de sequías de EEUU
Desde entonces se han puesto en marcha multitud de medidas: recortes discrecionales de agua, reducciones de consumo, cambio de sistemas en los váteres de la zona... Según el seguimiento realizado durante estos meses, hasta 50 distritos del Estado han impuesto restricciones de hasta el 30% del consumo, como es el caso de Lompico, mientras enclaves conocidos antaño por razones menos dramáticas como Long Beach sólo permite regar ciertos días durante diez o veinte minutos "dependiendo de la eficiencia del sistema de riego".
Ciudades de todo tamaño y condición se han acogido a medidas diversas, algunas impuestas y otras voluntarias, para reducir el consumo de agua e intentar hacer frente a la tragedia. Sacramento, Santa Bárbara, Santa Clara, Santa Mónica, Los Ángeles, Malibú... Ni siquiera zonas como Mountain View o Palo Alto, donde florecen las empresas tecnológicas más importantes del mundo, se libran de los recortes.
Hasta la NASA se ha puesto manos a la obra para combatir la situación, sin demasiado éxito hasta el momento, según los últimos mapas oficiales actualizados
Y mientras se intenta reducir el consumo, se buscan nuevas fuentes de agua, por ejemplo los depósitos subterráneos, lo cual puede tener efectos devastadores en la desertificación de la zona, por no hablar de que se liquidan las exiguas reservas de agua de la zona para el día de mañana.
Porque los efectos de la sequía en California son muchos. El primero y evidente es la dependencia directa que los humanos tenemos del agua, para beber, ducharnos, refrescarnos y limpiar, lo cual no es mayor problema hoy por hoy siendo California lo que es y estando donde está. Pero hay otras derivadas que pueden complicar la ecuación: el futuro de los cultivos en una zona erosionada, el impacto económico que puede conllevar, sus consecuencias en el empleo de la población (porque el paraíso tecnológico no es tampoco tan paradisíaco como puede parecer), la dependencia de otros Estados, la emigración de habitantes. Y todo ello sin contemplar lo más evidente: el impacto en la fauna y la flora de la zona y la perspectiva negativa que arroja el cambio climático en los años venideros.
El único horizonte de salvación es el paso del tiempo. Justo ahora comienza la época más seca y calurosa, lo que agravará aún más el problema. Y no será hasta final de año, entre diciembre y febrero, cuando se pueda esperar un periodo relativamente lluvioso... y con poca agua que evaporar pueden esperarse pocas nevadas en las montañas al este y, por tanto, poca crecida de los caudales resecos.
Por diferentes razones y en diferentes momentos, pero California, el próspero Estado de la tecnología, el cine y las celebrities, podría emular el camino de Cahokia, aquella metrópoli precolombina que se convirtió en un páramo desértico por la combinación del poder de la naturaleza y la mano del hombre.
Pero California puede ser sólo el principio de un reguero de situaciones similares que ya se están dando en todo el mundo. Por eso los expertos intentan anticiparse a la que describen como una de las más probables causas de conflictos bélicos del mañana, intentando sistematizar las disputas para predecir cuándo y dónde podrían darse las primeras guerras del agua. Y estos son los resultados, en unos gráficos elaborados por Popular Science
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