MILLONES DE EJEMPLARES CUBRIERON EL CIELO DE MINNESOTA
El gigantesco enjambre de las efímeras (una buena noticia, aunque dé repelús)
Una nube gris de insectos cubrió Minnesota durante unas horas, para luego morir todos y dejar los suelos cubiertos de sus cadáveres. Eso, sin embargo, es bueno.
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Imagínate cómo de frágil debe ser la vida de la efímera para que se llame así. Por si no lo has visto nunca es un insecto alado con tres colas al final de su cuerpo, tremendamente sensible a cualquier cambio en su hábitat. Por si eso no fuera suficiente, son insectos bastante sedentarios, que nacen en el río y apenas vuelan lejos de él, y que una vez se desarrollan sólo viven algunas horas, que dedican a aparearse antes de morir.
El proceso de apareamiento es, eso sí, un espectáculo terrorífico y bello. Se elevan en columnas horizontales sobre la proximidad del río donde, en gigantescos enjambres, se reproducen en el aire todos a la vez. Precioso... aunque forman enormes nubes grises de miles o millones de miembros que en ocasiones llegan a zonas urbanas próximas al río.
A pesar del poco tiempo que tienen para hacerlo, la verdad es que el bicho en cuestión puede presumir de una altísima efectividad: pertenecen al grupo de insectos más antiguo que se conoce, y -bajo diversas tipologías- habitan todas las zonas del planeta, salvo la Antártida.
Lo curioso de las efímeras no sólo es eso, sino que suelen ser un buen medidor de la calidad de las aguas de una zona. Sucede por ejemplo en Estados Unidos, donde habían desaparecido de algunas zonas a causa de la progresiva contaminación de ríos y lagos. Pero ahora han vuelto con fuerza: el pasado mes de junio, sin ir más lejos, miles de ejemplares aparecieron en Minnesota, cubriendo extensas zonas urbanas con su enorme nube gris... que a las horas se convirtió en una manta de insectos muertos sobre el suelo.
¿Recuerdas la plaga de polillas de hace un par de años por un cambio de presión que interceptó su ruta habitual de migración? Imagínate eso multiplicado y reunido en un solo día.
La buena noticia: ni pican, ni transmiten enfermedades ni hacen nada, e indican que las aguas del entorno son excepcionalmente limpias para permitir la vida de un insecto tan frágil que, a la vez, servirá de alimento a la fauna local -como peces, por ejemplo-. La mala, que da bastante cosa imaginar la ciudad cubierta de bichos como este
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