EL MISTERIO DEL AVE QUE NO CANTABA COMO LOS DEMÁS
El pájaro que canta con las alas
Después de décadas de discusión entre ornitólogos, llegan las pruebas sobre el origen de el peculiar canto de unos pájaros africanos, usado para marcar territorio.
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En el África subsahariana existen unos pájaros pequeños con cabeza grande -en comparación con su cuerpo- llamados euriláimidos, de la subespecie 'Smithornis', que agrupan a tres especies diferentes. Los machos de estas especies, que no son grandes maestros del vuelo, tienen una curiosa forma de marcar su territorio que desde hace tiempo ha intrigado a los científicos.
Desde la rama en la que están posados, se levantan y realizan movimientos en bucle en un espacio de unos cincuenta centímetros de diámetro. En el aire emiten un sonido agudo y chirriante, que puede percibirse a cien metros de distancia, y cuya procedencia ha generado un fuerte debate entre los expertos. Escuchad y observad vosotros mismos:
¿Proviene el sonido de una vocalización del ave, o ese 'brrrr' estridente viene de la combinación del viento y el movimiento de varias plumas? Recuerda a una versión más chillona de la mítica 'Car song' de Woody Guthrie, maestro de Bob Dylan. Pero un equipo internacional ha estado grabando, midiendo y haciendo experimentos sobre el terreno y en laboratorio, y ha resuelto el misterio en un artículo publicado en 'Journal of Experimental Biology'.
El primer paso fue grabarlos con una cámara de alta velocidad y un micro potente, lo que permitió analizar el más leve movimiento de alas. Este era el primer indicio fuerte de que el sonido se acoplaba al vuelo -se pueden ver y escuchar varios ejemplos en este enlace-.
Los investigadores fueron un paso más allá para analizar el flujo del viento entre las alas de los pájaros. Para ello sacrificaron y se llevaron a uno de los pájaros, además de analizar dos ejemplares de un museo de Yale. Con ellos hicieron pruebas de variaciones de viento y lograron reproducir un sonido más o menos cercano al que emite el animal en su vuelo en libertad.
Faltaba un último paso y era comprobar si los sonidos se emitían gracias a una de las plumas en particular. Para ello suprimieron una pluma y cortaron la punta de algunas otras en tres euriláimidos. El equipo científico demostró que el canto no estaba determinado por ninguna de ellas, sino que es el resultado de un fenómeno global originado por las características de las alas de estos pájaros y la manera en las que las baten en el aire.
Si la ética de algunas de las acciones de los científicos fue adecuada o no, lo dejamos a vuestra opinión (por lo de matar al ejemplar, vaya). Lo que queda claro es que el mecanismo de estos pequeños pájaros para mostrar su poderío es muy sofisticado y efectivo, tanto para marcar territorio como para cortejar a las hembras.
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