UN CASO RARO DE AUTOFECUNDACIÓN EN LA REPRODUCCIÓN DE UN VERTEBRADO
Un pez hembra con órganos reproductores masculinos se fertiliza a sí mismo
Un grupo de investigadores de Reino Unido ha cruzado a distintas especies de cíclicos, peces tropicales de agua dulce, para estudiar su genética y se ha encontrado con un pez híbrido. Sus órganos sexuales contienen ovarios normales pero también espermatozoides. Esto ha permitido que fertilice sus propios óvulos y tenga descendencia. Se trata de un caso raro de autofecundación en un vertebrado.
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Un pez es a la vez la madre y el padre de su descendencia. ¿Cómo es esto posible? Un grupo de investigadores del departamento de biología y ciencias ambientales de la Universidad de Gothenburg en Reino Unido han decidido cruzar diferentes especies de cíclidos (Cichlidae), un tipo de pez tropical de agua dulce y muy apreciado en acuariofilia por su éxito evolutivo.
Los científicos esperaban poder aprender acerca de su genética gracias a este cruce de especies, sin embargo, se han topado con un desarrollo inesperado en una de las hembras. Sus órganos sexuales contienen ovarios normales, pero también muestran lo que parece ser espermatocitos, las células que producen los espermatozoides. Estas, han permitido que fertilice sus propios óvulos en la boca y tenga descendencia: un total de cuatro vástagos.
Este pez híbrido, criado en el acuario de la universidad, ha dado a luz a un total de 42 crías más durante el año posterior. Sin duda, un caso raro de “autofecundación” en la reproducción de un vertebrado. Y es que este término se refiere esencialmente a mantener relaciones sexuales con uno mismo y tener posibilidad de engendrar crías. Esta práctica es poco frecuente en los vertebrados y fue descubierta previamente entre Ciprinodontidae de manglar, una familia de peces denominados comúnmente cachorritos que pueden encontrarse en cualquier continente salvo en Australia.
“En el Ciprinodontidae de manglar, la autofecundación es una adaptación. Se cree que es difícil para ellos encontrar a un compañero y la autofecundación es mejor opción que no tener descendencia en absoluto”, explica Ola Svensson, líder del trabajo.
De las más de 40 crías, han sobrevivido 15 hembras y 2 machos a la edad adulta y todos ellos han tenido descendencia por su propia cuenta. Sin embargo, ninguno de los descendientes comparte la rara capacidad reproductiva de su madre, según apuntan los investigadores.
Una vez que la hembra falleció, los científicos analizaron su organismo descubriendo que tenía ambos ovarios y testículos masculinos, por lo que el pez era intersexual. Lo curioso de este evento es que el pez era la madre y el padre de la descendencia. Algunas de las crías resultaron ser hembras y otros machos, pero ninguna fue capaz de replicar esta capacidad de autofecundación.
Lo que sí han observado los investigadores es que esta progenie sufrió lo que denominan “depresión endogámica”, debido a la diversidad genética mínima evidente entre todos ellos.
“Para nosotros esto suena traumático, pero para estas especies puede ser su mejor apuesta si no pueden encontrar a un compañero”, comenta Steven Ramm de la Universidad de Bielefeld, que también estudió el fenómeno.
El estudio ha sido publicado en la revista Royal Society Open Science.
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