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SERÍAN LAS ÚLTIMAS EN ABANDONAR EL BARCO

Las ratas demuestran compañerismo y no abandonan a las de su especie

¿Quién dijo que las ratas son las primeras en abandonar el barco? Un estudio demuestra que ayudan a sus congéneres si están en apuros.

Las ratas ayudan a sus compañeros en apuros

Las ratas ayudan a sus compañeros en apuros liftarn, Flickr, CC

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Siempre que se han publicado trabajos que muestran la empatía de las ratas surge una ola de escepticismo. El argumento principal es que no lo hacen movidas por un afán de compañerismo con las de su misma especie o para evitar el sufrimiento ajeno, sino porque simplemente buscan compañía.

Pese a ello, un estudio publicado en 'Science' en 2011 enseñaba cómo las ratas se prestaban a ayudar a compañeros en dificultades. El experimento discurría con una rata en apuros, atrapada en un tubo de plastico estrecho, y un mecanismo que tenía que accionar otra para liberarla. Y también lo hicieron si, una vez liberada, no tenían contacto con la otra rata.

Además, si la trampa estaba vacía o con otros objetos los roedores pasaban de largo. Solamente actuaban para liberar de la angustiosa situación a su compañera, incluso compartiendo un delicioso chocolate con la liberada.

Aún así seguía el escepticismo sobre el comportamiento tan sociable y empático, más propio de mamíferos primates. Ahora un nuevo estudio muestra que pueden rescatar a 'amigos' en problemas, hasta cuando pueden elegir una onza de chocolate en su lugar. La probabilidad aumenta cuando han sufrido una experiencia similar, según la investigación de la japonesa Universidad Kwansei Gaukin.

Para vigilar su comportamiento se fabricó una caja con dos compartimentos divididos por un tabique transparente. En un lado una rata tenía nadar en una pequeña piscina de agua, sin riesgo de ahogarse y con una pequeña cornisa para aferrarse. En el otro se colocaba otra rata de la misma raza. El único modo de escapar era accionando una pequeña puerta redonda situada en la mitad del habitáculo.

Las conclusiones del estudio, publicado en 'Animal cognition', son reveladores. Si una rata estaba agobiada por el agua su congénere abría la puerta para ayudarla, algo que no sucedía si el espacio estaba totalmente seco. Y, otra vez, volvían a abrir más rápidamente si previamente habían sufrido una experiencia tan molesta como estar a remojo y sin escapatoria.

Pero la prueba más concluyente fue cuando tuvieron que elegir entre dos opciones: o salvar a la otra rata o tomar chocolate, teniendo que elegir entre dos puertas. Para una media del 50% al 80% el impulso de salvar a su compañero fue tan fuerte como el deseo por el premio.

Este comportamiento tan social y empático demuestra que en más de la mitad de las ocasiones prefieren evitar la agustia del prójimo a una recompensa de comida. Algo que cobra más sentido si además sabemos que las ratas son capaces de ver el dolor en los rostros de otras ratas, tal y como publica 'Science Mag'.

Al final va ser que las ratas son las últimas en abandonar el barco, no las primeras en salvarse y olvidar a los demás.

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