SEGÚN UN ESTUDIO CIENTÍFICO
Estos son los virus que te hacen ser más sabroso para los mosquitos
Su capacidad para cambiar nuestro olor corporal es lo que nos hace más tentadores a los insectos.
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El primer virus descrito por el ser humano fue el virus del mosaico del tabaco, en 1899 por Martinus Beijerinck. Hasta la fecha se han descubierto más de 5.000 pero podrían existir millones de tipos diferentes. Su éxito se basa en que son capaces de multiplicarse en casi todos los ecosistemas de la Tierra, de hecho son la entidad biológica más abundante en nuestro planeta.
También les favorece ser los más pequeños: unas cien veces menos que las bacterias. Su problema (y nuestra ventaja) es que necesitan un huésped para vivir. Precisan de animales, como los insectos, para propagarse y si ellos fallan, el virus desaparece.
Para evitar esto los virus tienen diferentes estrategias. Algunos son débiles, para evitar matar al huésped y favorecer la propagación. Pero hay algunos que llevan a cabo estratagemas más complejas. Los virus han aprendido de otros organismos, como los parásitos, este tipo de armas con el objetivo de evolucionar.
La malaria, por ejemplo, es una enfermedad provocada por el Plasmodium, un parásito que precisa de mosquitos para propagarse. Y lo que hace la malaria es cambiar nuestro olor corporalpara hacernos más tentadores, más vulnerables a la propagación. Este fue un descubrimiento pionero, ya que nos habla de la evolución de parásitos y mosquitos. Pero no es el único caso: hay otros virus que alteran nuestro olor corporal para ser más fructíferos.
Un equipo internacional de científicos de UConn Health, la Universidad Tsinghua en Pekín, el Instituto de Enfermedades Infecciosas en Shenzhen y el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, liderados por Penghua Wang, sospechaba que el dengue y el zika también podrían estar manipulando a los huéspedes de alguna forma para atraer a los mosquitos.
El dengue se transmite por mosquitos en áreas tropicales de todo el mundo y, ocasionalmente, en áreas subtropicales como el sureste de los EEUU Provoca fiebre, sarpullido y dolores dolorosos, ya veces hemorragia y muerte. En total hay unas 400 millones de personas infectadas por dengue, cada año se producen más de 50 millones de casos nuevos y mueren unas 20.000 personas.
El zika, por su parte, es una enfermedad viral transmitida por mosquitos de la misma familia que el dengue. Aunque es poco común que el zika cause una enfermedad grave en adultos, un brote reciente en América del Sur provocó defectos de nacimiento graves. El zika pertenece a la misma familia de virus que la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa y el virus del Nilo Occidental.
Los mosquitos preferían los ratones infectados
La conclusióndel equipo de Wang, publicada en la revista 'Cell', es que tanto el virus del Zika como el del dengue alteran el olor de los ratones y de los humanos a los que infectan. El olor alterado atrae a los mosquitos, que pican al huésped, beben su sangre infectada y luego llevan el virus a su próxima víctima.
Para demostrar esto, los autores del estudio analizaron si los mosquitos mostraban preferencia por los ratones infectados con virus del Zika y del Dengue. Y, de hecho, cuando a los mosquitos se les ofreció elegir entre ratones sanos o ratones enfermos de dengue, los mosquitos se sintieron más atraídos por estos últimos.
Luego analizaron las moléculas con el olor presente en la piel de los ratones infectados y la de los sanos. Identificaron varias moléculas que eran más comunes en animales infectados y las probaron individualmente. Los aplicaron tanto a ratones como a las manos de voluntarios humanos y descubrieron que una molécula odorífera, la acetofenona, era especialmente atractiva para los mosquitos. Los olores de la piel recolectados de pacientes humanos con dengue mostraron lo mismo: más atractivos para los mosquitos y más producción de acetofenona.
La acetofenona es producida por algunas bacterias Bacillus que crecen en la piel, tanto en la humana como en la de ratones. Normalmente, la piel produce un péptido antimicrobiano que mantiene a raya a las poblaciones de bacilos. Pero resulta que cuando los ratones están infectados con dengue y Zika, no producen tanto péptido antimicrobiano y el bacilo crece más rápido.
"Lo que descubrimos – concluye Wang en un comunicado– fue que el virus puede manipular el microbioma de la piel de los huéspedes para atraer más mosquitos y propagarse más rápido". Pero hay un paso más. El equipo de Wang evaluó la efectividad de una sustancia preventiva contra los mosquitos y enconsecuencia contra el virus.
Le dieron a ratones con dengue un derivado de la vitamina A, isotretinoína, conocido por aumentar la producción del péptido antimicrobiano de la piel. Los ratones tratados con isotretinoína emitieron menos acetofenona, lo que redujo su atractivo para los mosquitos y redujo potencialmente el riesgo de infectar a otros con el virus.
Wang dice que el siguiente paso es analizar más pacientes humanos con dengue y Zika para evaluar la conexión entre el olor de la piel y el microbioma y para ver si la isotretinoína reduce la producción de acetofenona en humanos enfermos y así reducir el impacto de ambas dolencias.
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