SEGÚN UN ESTUDIO

La falta de sueño nos hace más infelices

"Este estudio representa la síntesis más completa de la investigación experimental sobre el sueño y las emociones hasta la fecha", señalan los autores.

Mujer con insomnio

Mujer con insomnioiStock

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Teniendo en cuenta que pasamos cerca de un tercio de nuestra vida durmiendo, no es extraño que la ciencia tenga un enorme interés en el sueño. Y en la falta de él y sus consecuencias. Pero la investigación en este campo no es sencilla: no todos dormimos igual o las mismas horas. De hecho, la falta de sueño hace más que simplemente cansarnos. Puede socavar nuestro funcionamiento emocional, disminuir los estados de ánimo positivos y ponernos en mayor riesgo de sufrir síntomas de ansiedad. Esa es la conclusión de un estudio publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología que sintetizó más de 50 años de investigación sobre la falta de sueño y el estado de ánimo.

"En nuestra sociedad, en gran medida privada de sueño, cuantificar los efectos de la pérdida de sueño sobre las emociones es fundamental para promover la salud psicológica – explica la autora principal del estudio, Cara Palmer, en un comunicado -. Este estudio representa la síntesis más completa de la investigación experimental sobre el sueño y las emociones hasta la fecha, y proporciona pruebas sólidas de que los períodos de vigilia prolongada, duración más corta del sueño y despertares nocturnos, influyen negativamente en el funcionamiento emocional humano".

El equipo de Palmer, junto a Joanne Bower, de la Universidad de East Anglia, analizó datos de 154 estudios que abarcan cinco décadas, con 5.715 participantes en total. En todos esos estudios, los investigadores interrumpieron el sueño de los participantes durante una o más noches. En algunos experimentos, se mantuvo a los participantes despiertos durante un período prolongado. En otros, se les permitió dormir menos tiempo de lo habitual y en otros se les despertó periódicamente durante la noche. Cada estudio también midió al menos una variable relacionada con las emociones después de la manipulación del sueño. Se evaluó el estado de ánimo de los participantes, su respuesta a los estímulos emocionales y las medidas de los síntomas de depresión y ansiedad.

En general, los resultados mostraron que los tres tipos de pérdida de sueño generaban menos emociones positivas como alegría, felicidad y satisfacción entre los participantes, así como un aumento de los síntomas de ansiedad, incremento del ritmo cardíaco y un mayor nivel de preocupación.

"Esto ocurrió incluso después de períodos cortos de pérdida de sueño, como quedarse despierto una o dos horas más tarde de lo habitual o después de perder sólo unas pocas horas de sueño – añade Palmer-. También descubrimos que la falta de sueño aumentaba los síntomas de ansiedad y disminuía la excitación en respuesta a los estímulos emocionales".

Una limitación del análisis es que la mayoría de los participantes eran adultos jóvenes: la edad promedio en los estudios analizados fue de 23 años. Según el equipo de Palmer, las investigaciones futuras deberían incluir una muestra de edades más diversa para comprender mejor cómo la falta de sueño afecta a las personas de diferentes edades, sobre todo teniendo en cuenta el uso de móviles en menores, cómo les afecta el uso de móviles y cómo la edad altera el sueño.

Otras direcciones para futuras investigaciones, añade Bower, podrían incluir examinar los efectos de varias noches de pérdida de sueño, observar las diferencias individuales para descubrir por qué algunas personas pueden ser más vulnerables que otras a los efectos de la pérdida de sueño y examinar los efectos de la pérdida de sueño en diferentes culturas, ya que la mayor parte de los estudios comparados se realizaron en Estados Unidos y Europa.

"Las investigaciones han encontrado que más del 30% de los adultos y hasta el 90% de los adolescentes no duermen lo suficiente – concluye Palmer -. Las implicaciones de esta investigación para la salud pública e individual son considerables en una sociedad en gran medida privada de sueño. Las industrias y sectores propensos a la pérdida de sueño, como los socorristas, los pilotos y los camioneros, deberían desarrollar y adoptar políticas que prioricen el sueño para mitigar los riesgos para el funcionamiento y el bienestar durante el día".

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