SALUD

La influencia de la dieta en la prevención del Alzheimer

Adoptar una dieta mediterránea puede reducir el riesgo de demencia, aunque se haga más allá de los 40.

Personas mayores comiendo juntas

Personas mayores comiendo juntas iStock

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Actualmente, más de 55 millones de personas sufren de demencia senil y esa cifra se duplicará en 15 años, según cifras de la Asociación Internacional de Alzheimer. La incidencia en parte es inevitable debido al aumento de la esperanza de vida, que ha pasado de 46,5 años en 1950 y llegará a 77,3 años en 2050. De este modo es lógico que nos preguntemos si es posible prevenir esta devastadora enfermedad.

De acuerdo con un reciente estudio, la dieta podría ser una respuesta: aquellas personas que siguieron un patrón dietético conocido como la dieta MIND tuvieron una probabilidad significativamente menor de desarrollar Alzheimer o formas relacionadas de demencia.

La dieta MIND, siglas de Intervención Mediterránea-DASH para el Retraso Neurodegenerativo, combina la dieta mediterránea con la dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión), que reduce la presión arterial, y también hace hincapié en alimentos con efectos beneficiosos para el cerebro, como las verduras de hoja verde, las bayas, los frutos secos y el aceite de oliva.

Según el estudio, presentado en la Conferencia Mundial de Nutrición, la dieta MIND presentó una relación más sólida y consistente con la reducción del riesgo de demencia que otras dietas saludables, aunque la relación varió entre cinco grupos raciales. Quienes mejoraron más su adherencia a la dieta con el tiempo mostraron el mayor patrón de reducción del riesgo. Esta relación beneficiosa se observó de forma similar entre los grupos de jóvenes y mayores, lo que sugiere que adoptar la dieta tiene beneficios a cualquier edad.

"Los hallazgos de nuestro estudio confirman que los hábitos alimentarios saludables en la mediana y la vejez, y su mejora con el tiempo, pueden prevenir el Alzheimer y otras demencias relacionadas – explica el líder del estudio, Song-Yi Park, de la Universidad de Hawái -. Esto sugiere que nunca es tarde para adoptar una dieta saludable y prevenir la demencia".

El equipo de Park analizó datos de casi 93.000 adultos que proporcionaron información sobre su dieta como parte de una cohorte de investigación conocida como el Estudio de Cohorte Multiétnica, que comenzó en la década de 1990. Los participantes tenían entre 45 y 75 años al inicio del estudio y más de 21.000 desarrollaron Alzheimer o demencias relacionadas en los años posteriores.

En general, los participantes con mayor adherencia a la dieta MIND al inicio del estudio presentaron un 9% menos de riesgo de demencia, con una reducción aún mayor (alrededor del 13%) entre quienes se identificaron como afroamericanos, latinos o blancos. La adherencia inicial a la dieta MIND no se asoció con una reducción significativa del riesgo entre los participantes nativos hawaianos o asiático-americanos.

"Descubrimos que la relación protectora entre una dieta saludable y la demencia fue más pronunciada entre los afroamericanos, latinos y blancos, mientras que no fue tan evidente entre los asiático-americanos y mostró una tendencia más débil entre los nativos hawaianos – añade Park -. Podría ser necesario un enfoque personalizado al evaluar la calidad de la dieta en diferentes subpoblaciones".

Los resultados también mostraron que las personas que mejoraron su adherencia a la dieta MIND a lo largo de 10 años (incluyendo a quienes no siguieron la dieta estrictamente al principio) presentaron un 25% menos de riesgo de demencia en comparación con quienes disminuyeron su adherencia. Esta tendencia se mantuvo constante en diferentes edades y grupos raciales.

El equipo de Park afirma que las diferencias en los patrones y preferencias dietéticas entre los grupos raciales y étnicos podrían influir en la variación observada en la relación entre la demencia y la dieta.

Dado que los estadounidenses de origen asiático también presentan tasas de demencia más bajas que otros grupos, es posible que la dieta MIND no refleje las ventajas de las dietas más comunes en esta población. Los autores concluyen que se necesitan estudios adicionales para aclarar estos patrones y verificar la relación causa-efecto, ya que el estudio se basó en datos observacionales.

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