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SHRILK, UN NUEVO BIOPLÁSTICO

El plástico del futuro está hecho de cáscara de gamba

Investigadores de Harvard han desarrollado un material (y la manera de producirlo a gran escala) que puede sustituir a los tóxicos y nocivos plásticos actuales. Es completamente biodegradable y está elaborado a partir de la quitina, el segundo material orgánico más común de la Tierra, que se encuentra en todo tipo de crustáceos marinos y en muchos insectos.

Este nuevo material se puede usar para la fabricación a gran escala de todo tipo de objetos

Este nuevo material se puede usar para la fabricación a gran escala de todo tipo de objetos Harvard Wyss Institute

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En unas cuantas décadas, desde 1940, el mundo pasó de producir apenas un millón de toneladas anuales de plásticos a las más de 300 millones que se generan en la actualidad, y de las que apenas se recicla un 3% global. Esto supone un grave problema de contaminación que, a pesar de campañas como las de las bolsas de plástico de los supermercados, tardaremos mucho tiempo en resolver, ya que le lleva un milenio que se degraden.

Mientras pensamos qué hacer con todos esos materiales que hemos esparcido por campos y mares, en los laboratorios de todo el mundo hay investigadores estudiando la forma de sustituir al plástico. Al fin y al cabo, es un elemento fundamental en nuestras vidas. El sustituto debe ser respetuoso con el entorno, el llamado bioplástico.

De las muchas variantes que se están desarrollando, la mayoría a partir de la celulosa de las plantas, pocos están logrando triunfar: o por su coste, o su compleja fabricación, o por no ser completamente biodegradable. Sin embargo, en la Universidad de Harvard creen haber dado con la solución, que estaba, como suele pasar, ante nuestras narices.

El material con el que pretenden sustituir al plástico en Harvard es el segundo más abundante del planeta, presente en la cáscara de las gambas y camarones, en insectos y alas de mariposas. Es la quitina, que no en vano forma el caparazón del animal más común de la Tierra, el kril.

A partir de este elemento, estos investigadores del Instituto Wyss han desarrollado un método para llevar a cabo la fabricación a gran escala de objetos cotidianos, desde móviles a fiambreras y juguetes, con ayuda de este bioplástico completamente biodegradable extraído de cáscaras de gambas.

Todos estos objetos exhiben las mismas propiedades que los creados con plásticos sintéticos derivados del petróleo, pero sin la amenaza ambiental. También supera a la mayoría de los bioplásticos del mercado, aseguran desde Harvard, porque no plantea ninguna amenaza para los árboles o el suministro de alimentos, como sí sucede con los derivados de las plantas.

El material que han creado se denomina Shrilk: una palabra que suma las palabras en inglés shrimp (gamba) y silk (seda), ya que se ha aprovechado una proteína de este tejido para redondear las bondades de este nuevo bioplástico.

Sus creadores aseguran que, por primera vez, este material resistente, transparente y reutilizable puede ser usado para hacer objetos de gran tamaño en 3D y con formas complejas usando la fundición tradicional o técnicas de moldeo por inyección. Eso significa que los objetos elaborados con shrilk pueden ser fabricados en serie llegando a ser tan robustos como debería esperarse del plástico.

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