ES CASI INVISIBLE
Entre Islandia y Dinamarca: aquí se encuentra la mayor cascada submarina del mundo
Tienen tres veces más altura que el salto del Ángel y su caudal es más de mil veces el de las cataratas de Iguazú.
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A menudo, a la hora de hablar de cataratas, se mencionan las de Iguazú (en Sudamérica) o las de Victoria (en África), por su caudal. También se hace su propio hueco el famoso salto del Ángel, en Venezuela, por ser la mayor caída del agua del planeta, rozando los mil metros. Pero la realidad es que este privilegio no le pertenece. La mayor caída de agua del planeta, con 3.500 metros, está entre Dinamarca a Islandia y es conocida como la catarata del estrecho de Dinamarca.
¿Por qué no se habla de ella? Por un pequeño detalle: es casi invisible a pesar de tener una altura 35 veces mayor que la del Ángel. El "problema" es que se trata de una cascada submarina ubicada en el canal oceánico entre Islandia y Groenlandia. Aun así, técnicamente es la cascada más grande del mundo, con aguas que caen por una pendiente desde la parte superior de la catarata hasta su fondo.
La catarata en sí tiene unos 2.000 metros de altura, porque aterriza en una piscina profunda de agua fría que se extiende por el resto de la pendiente. Por si esto fuera poco, es tan ancha como el estrecho de Dinamarca, aproximadamente 480 kilómetros de ancho, y el lecho marino cae a lo largo de una longitud de 500 a 600 kilómetros.
"Si lo visualizamos, parece una pendiente de gradiente relativamente bajo", señala Mike Clare, experto en geosistemas marinos en el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido en Southampton.
Como resultado, el agua que brota por la catarata se mueve a velocidades mucho más lentas que las registradas en otras cataratas: 0,5 metros por segundo en comparación con los 30,5 m/s en las cataratas del Niágara, por ejemplo. "Si estuviéramos allí abajo, probablemente no notaríamos toda esa cantidad de agua", añade Clare.
El origen de toda esta agua es…más agua. Los glaciares excavaron la catarata del estrecho de Dinamarca hace entre 17.500 y 11.500 años, durante la última edad de hielo. La catarata se extiende a lo largo del círculo polar ártico y canaliza las aguas polares de los mares de Groenlandia, Noruega e Islandia hacia el mar de Irminger, una región del Atlántico Norte que es crucial para la circulación oceánica en todo el Atlántico.
Las aguas al norte de la catarata tienen unos 400 metros de profundidad, pero solo los 200 metros inferiores caen en cascada por la pendiente. La mitad superior se encuentra en la superficie y se mezcla con el agua que fluye hacia el norte a través del estrecho. Después de salir del estrecho de Dinamarca, la mitad inferior continúa hacia el sur a lo largo del lecho marino hasta la Antártida, donde entra en un bucle global de corrientes oceánicas llamado circulación termohalina.
Nada de esto es visible por encima de las olas en el estrecho de Dinamarca. "En la superficie, hay condiciones típicas soleadas del Ártico", señala en una entrevista Anna Sánchez Vidal, profesora de ciencias marinas de la Universidad de Barcelona en España, que dirigió una expedición de investigación al estrecho en 2023.
Y si no verla fuera poco, desde el mar o bajo él, la catarata tampoco es detectable desde el espacio excepto a través de indicadores cartográficos, como la temperatura y la salinidad.
De todos modos, la pregunta lógica, ¿cómo puede haber cataratas bajo el agua? De acuerdo con la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica (NOAA) esto se debe a que "el agua fría es más densa que el agua caliente, y en el estrecho de Dinamarca, el agua helada que fluye hacia el sur desde los mares nórdicos se encuentra con el agua más cálida del mar de Irminger. El agua fría y densa se hunde rápidamente debajo del agua más cálida y fluye sobre la enorme caída en el fondo del océano, creando un flujo descendente estimado en más de 3.500 millones de litros por segundo. Sin embargo, como fluye por debajo de la superficie del océano, la enorme turbulencia del estrecho de Dinamarca pasa completamente desapercibida sin la ayuda de instrumentos científicos". Para darnos una idea, las cataratas del Iguazú no llegan a los dos millones de litros por segundo.
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