CURIOSIDAD
Llorar hace que el cuerpo funcione mejor: esto es lo que sucede
Si bien el llanto está asociado al dolor o al sufrimiento, desde la ciencia, existen razones para considerar que llorar reporta beneficios.
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Cuando estamos tristes, la reacción fisiológica más común es que se nos salten las lágrimas. No son las mismas las lágrimas de pena que las de cortar una cebolla, ya que las primeras tienen una composición química mucho más compleja.
Las lágrimas emocionales contienen agua, pero también muchas hormonas y proteínas. En las situaciones con emociones muy intensas, generamos un pico de hormonas, y actúan para liberar estrés. Una de estas hormonas es la prolactina, que aparece cuando los niveles de dopamina son bajos. La dopamina es la hormona de la felicidad, así que la prolactina tiene un pico en momentos de pena.
Otro componente de las lágrimas es la leucina encefalina, que se encarga de calmar la percepción del dolor, como si fuera un analgésico para el sistema nervioso. Por eso también se nos saltan las lágrimas con el dolor, ya que el cuerpo genera esta sustancia como forma de reducir el malestar. Al expulsar el pico de hormonas y la leucina, el cuerpo se regula y puede volver a niveles normales. Las lágrimas emocionales ayudan a estabilizar el organismo después de una situación emocionalmente intensa.
La secreción lagrimal, por otra parte, es el flujo que la córnea necesita para estar óptima. Al llorar se contraen los músculos faciales y el contorno de los ojos, permitiendo que la irrigación sanguínea lubrique las mucosas oculares.
Además de ayudar a limpiar los cuerpos extraños y las sustancias irritantes que se alojan en la superficie ocular, las lágrimas protegen al ojo de infecciones microbianas.
Cuando somos pequeños, las lágrimas nos sirven para comunicarnos. Con el paso de los años, aunque tengamos otras formas de comunicarnos, no dejamos de llorar en otras situaciones, porque ayudan a que el cuerpo recupere su actividad normal.
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