SALUD

¿Es malo inhalar el olor de los rotuladores?

Entre otros muchos olores, el olor de los rotuladores nos suele producir una buena sensación cuando los empezamos, pero ¿cómo de peligrosas son las sustancias que inhalamos?

Hay ciertos olores relativamente intensos, como el olor a gasolina, a pegamento o el de los pintauñas, que resultan agradables a muchas personas e, incluso, pueden generar cierta adicción. Uno de estos olores es el olor de los rotuladores. Siempre ha existido un atisbo de duda sobre si resulta perjudicial para la salud inhalar su olor y en el vídeo tienes la respuesta.

Los rotuladores en general y los rotuladores permanentes en particular contienen sustancias químicas nocivas para la salud, como por ejemplo el Xileno, que es aromático. Otros rotuladores pueden contener sustancias como la Acetona, el Butanol, el Tolueno o alcohol propílico. Estos elementos son menos tóxicos que el Xileno, aunque siguen teniendo capacidad suficiente para provocar irritación en los ojos, la garganta y la nariz.

Los gases que producen estas sustancias tóxicas son aquellos que inhalamos cuando olemos un rotulador. Esta inhalación debe ser lo más breve posible ya que una exposición prolongada puede provocar efectos adversos. Por supuesto, no quiere decir que debamos dejar de utilizar rotuladores, ni mucho menos. Sin embargo, aspirar su aroma de forma frecuente puede ser perjudicial para la salud. Entre los posibles síntomas que pueden surgir encontramos dolores de cabeza, náuseas, malestar general e, incluso, puede llevar a una pérdida de la capacidad olfativa en casos más extremos. A largo plazo puede provocar problemas de salud incluso más severos.

Lo cierto es que, tal como explica Ken Jennings en su libro 'Manual para padres quisquillosos', la inhalación de sustancias parecidas a las que se encuentran en los rotuladores es bastante común entre los alumnos de doce y trece años, según un informe de 2010, resultando más común incluso que el tabaco entre los preadolescentes. Estas sustancias pueden ser desde disolventes hasta, incluso, desodorantes, creando una dependencia y conduciendo a severos problemas de salud como depresión, lesiones de órganos, embolias. Pueden causar incluso la muerte, según Jennings, debido a una parada cardíaca potencialmente letal conocida como “síndrome de la muerte súbita por inhalación”.

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