CLASES ONLINE Y CIBERBULLYNG
La pandemia dispara los problemas de salud mental de los menores
El informe de la Fundación ANAR recoge cifras récord de ansiedad y depresión entre adolescentes.
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La violencia digital es una tipología de maltrato psicológico que ha encontrado en el aislamiento social derivado de la pandemia al aliado perfecto. Acosar a través de Internet es sumamente efectivo por dos razones principales: el fácil anonimato que las redes otorgan al criminal y la falta de legislación adecuada que regule estas conductas abusivas.
El Centro de Estudios e Investigación de la Fundación ANAR ha realizado un informe en el que se han analizado las peticiones de ayuda recibidas durante el 2020. Los datos son preocupantes: Los casos graves incrementaron un 40% y las actuaciones de emergencia aumentaron un 55% más con respecto al 2019.
Los tres meses de confinamiento domiciliario, junto con la posterior incertidumbre que ha generado la situación pandémica, han destrozado el delicado equilibrio mental - por estar en fase de crecimiento y desarrollo - de muchos niños y adolescentes. El estudio recoge que los menores con ideaciones suicidas se multiplicaron por tres y los que sufrieron ansiedad lo hicieron por cuatro. Además, el número de depresiones clínicas diagnosticadas se dobló.
El número de incidentes relacionados con la violencia tecnológica se incrementó un 30%, lo que ha acelerado gravemente la tendencia que ya se venía dando por la popularización de los móviles entre los más pequeños. El ciberacoso puede presentarse de muchas formas. Desde un insulto hiriente por Twitter o Instagram, o diferentes formas de chantaje, extorsión y engaños, hasta delitos de pornografía infantil o casos de “grooming” - adultos que se hacen pasar por jóvenes para lograr material audiovisual sexual de menores -.
La pandemia, además, ha cronificado los trastornos mentales y las situaciones de maltrato doméstico que ya venían sufriendo muchos adolescentes. La pérdida de la privacidad, la falta de contacto real con amigos y personas de su misma edad, la ruptura de la rutina y los hábitos de sueño o la falta de ejercicio son solo algunos factores precursores del estado de vulnerabilidad en el que se encuentran demasiados menores en España.
¿Libertad de expresión o discurso de odio?
La mayor parte de la violencia verbal y psicológica que ocurre en Internet queda impune al verse amparada por el derecho a la libertad de expresión. Además, los acosadores suelen utilizar un vocabulario confeccionado de tal manera que el mensaje no incite al odio per se, pero pueda ser descodificado de esa manera por la víctima. El resultado es una forma altamente elaborada dehostigamiento virtual que es muy realmente complicado de atajar.
El informe de la Fundación ANAR coincide con el comunicado de alerta que dieron los pediatras el pasado mes de junio durante la celebración del II Congreso Digital de la Asociación Española de Pediatría(AEP). Más de 3.500 especialistas avisaron sobre cómo el impacto de la pandemia en los trastornos mentales ha comenzado a saturar las consultas.
El mensaje para las instituciones es claro: mayor actuación urgente para los daños causados a los menores por la pandemia. Se demanda una estrategia de erradicación de la violencia en la infancia, un mayor número de profesionales en el área de salud mental juvenil y la adecuada legislación para eliminar las nuevas formas de violencia digital y acoso que promueven el desarrollo de trastornos mentales y problemas conductuales en jóvenes.
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