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Parece un aguacate enfadado: así es la rana negra de lluvia africana
Este animal tan característico es un anfibio originario del Cinturón de Pliegues del Cabo, en Sudáfrica.
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A primera vista, a cualquiera le resultaría un tanto complicado saber qué es exactamente. De hecho, por su peculiar aspecto hay quienes han llegado a decir que se trata de un aguacate enfadado. De momento, hasta donde sabemos, los aguacates no tienen ojos, ni boca, ni sentimientos. Entonces, ¿qué es? A continuación, te dejamos una imagen para ver si consigues adivinarlo. Si no, sigue leyendo.
¿Lo has adivinado? Es una rana negra de lluvia africana (Breviceps fuscus), una especie endémica de Sudáfrica que ha despertado gran interés tanto en la comunidad científica como en el público general por sus características singulares y sus notables adaptaciones al entorno. Con un cuerpo redondo y robusto, una piel oscura y rugosa y un comportamiento único, esta rana se distingue claramente dentro de su grupo taxonómico.
El anfibio, originario del Cinturón de Pliegues del Cabo, tiene un mecanismo de defensa muy llamativo. Cuando se siente amenazado o asustado, infla su cuerpo con aire para hacerse más grande. Lo más común es que lo haga mientras está excavando con el objetivo de ponérselo difícil a quien quiera atraparla, encasquetándose en el agujero.
Además, en temporada de apareamiento, las hembras suelen segregar unas sustancias pegajosas en sus espaldas para tratar de evitar que los machos se caigan durante el acto sexual. Tras esto, serán las ranas macho las que protegerán a los huevos permaneciendo en la madriguera y emitiendo unos característicos gruñidos.
Conservación
La rana negra de lluvia africana enfrenta varios desafíos que amenazan su existencia. La expansión urbana y la agricultura intensiva en Sudáfrica están destruyendo su hábitat natural a un ritmo alarmante. La contaminación y el cambio climático también representan amenazas significativas, que afecta negativamente a sus poblaciones.
Aunque este anfibio no está actualmente catalogada como una especie en peligro de extinción, es vital monitorear sus poblaciones y hábitats para prevenir futuros riesgos. Y es que el estudio de esta especie ofrece valiosos conocimientos científicos. Las adaptaciones al entorno subterráneo y las estrategias de defensa de esta rana son objeto de interés en investigaciones biológicas y ecológicas.
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