HABILIDAD PARA OCULTAR LA VERDAD

Las primeras mentiras que contamos de pequeños son espontáneas

De acuerdo con los científicos no hay una intención deliberada ya que aún no distinguimos correctamente lo verdadero y lo falso.

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¿Cuántas veces al día nos enfrentamos a las mentiras de nuestros hijos? Y más importante aún, ¿cuándo comienzan con este tipo de conducta? De acuerdo con los científicos, los pequeños comienzan a decir sus primeras mentiras a los 2,5 años. ¿Qué es una mentira a esta edad?

Según la literatura psicológica la mentira es la capacidad de engañar a otros de manera intencional y verbal. Básicamente es la capacidad de hacer creer de forma deliberada y con fines egoístas, a otra persona, algo que es falso. Para conseguir esto es necesario un razonamiento muy preciso y también comprender qué es algo verdadero y algo falso, conceptos que hasta los 4 años, como mínimo, no están presentes en los niños.

Pero hay más aristas en la mentira y su desarrollo. La habilidad para ocultar las transgresiones propias es algo muy complejo. Si un pequeño rompe algo o hace lo contrario de lo que le han dicho debe seguir un razonamiento muy preciso para eludir (o intentarlo) el castigo. Estas habilidades están vinculadas a la inhibición, que recién comienzan a desarrollarse a los 6 años aproximadamente en los niños pequeños.

Teniendo en cuenta estos dos problemas (la comprensión de lo verdadero y la adquisición de ciertas habilidades) el procedimiento científico más utilizado para medir las mentiras de los niños pequeños es el conocido como el paradigma de resistencia a la tentación o TRP por sus siglas en inglés.

La prueba de TRP consiste en dejar solo al niño en una habitación con una consigna: tiene prohibido llevar a cabo determinada acción. Por ejemplo mirar dentro de una caja, jugar con determinado juguete o abrir un libro específico… tentándolo a hacerlo. A menudo se utiliza algún ruido en la caja o en el libro que llame su atención y se le pregunta al pequeño si conoce ese libro. La tentación está servida. Algunos a la larga terminan espiando "lo prohibido" pero no todos confiesan que lo han hecho y ahí es cuando se estudia la mentira.

De acuerdo con estudios previos, el 80 % de los niños de 2 a 3 años miran a escondidas, y alrededor del 30 % de ellos mienten al respecto. Esto ha llevado a creer a los expertos en conducta que algunos niños primero reaccionan impulsivamente y luego ocultan los hechos de forma reflexiva y deliberada.

Pero para un equipo de científicos especializados en psicología infantil, liderados por Marta Białecka-Pikul, la mentira a esta edad no es tan sencilla. El equipo de Białecka-Pikul sometió a 252 menores de 3 años a un test de cociente intelectual primero y a la evaluación TRP. Los resultados, publicados en 'PlosOne', llevan a varios conclusiones interesantes.

Por ejemplo, el 35 % de los niños espió cuando no debía hacerlo y una cuarta parte de ellos mintieron sobre ello. Lo interesante es que el 40 % de los que no espiaron confesaron que sí lo habían hecho. En una segunda instancia los autores compararon el cociente intelectual (CI) de los niños con su conducta en la prueba. Y se vio que los que no espiaban tenían un CI más alto que los que sí lo hacían.

De hecho, las cifras más altas de CI eran las de los niños que respetaban las consignas. En primera instancia esto puede parecer contraiuntuitivo: si la mentira requiere de un razonamiento y de habilidades específicas, los que mintieron deberían tener los cocientes más altos. Pero en realidad son lógicos: las primeras mentiras son probablemente espontáneas, más que deliberadas y por ello el cociente intelectual no tiene peso en ellas.

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