PANTALLAS Y DETERIORO DE LA PIEL

¿Puede la luz azul de nuestros dispositivos acelerar el envejecimiento? Un estudio dice que sí

La investigación se ha realizado en moscas pero tiene letra pequeña que debe ser tenida en cuenta.

Luz azul

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La luz azul se caracteriza por ser una luz de onda corta de alta energía y ha atraído el interés como un peligro potencial para nuestra salud. Las fuentes de luz azul incluyen el sol, las pantallas digitales (televisores, ordenadores, teléfonos inteligentes y tabletas), iluminación fluorescente y LED, fuentes a las que los humanos estamos cada vez más expuestos.

De hecho cada vez hay más pruebas de que el la luz azul tiene el potencial de dañar los ojos humanos y contribuir a enfermedades que van desde el glaucoma hasta la degeneración de la retina y la maculopatía relacionada con la edad. Sin embargo, poco se sabe sobre cómo actúa exactamente. Los estudios recientes sobre los efectos de la luz azul se han centrado en células relacionadas con la retina humana in vitro y sugieren que puede causar daños en el ADN y afectar la función mitocondrial.

A esto hay que sumar que el uso excesivo de pantallas se ha relacionado con la obesidad y con problemas psicológicos: pasarse de 1 hora diaria de exposición, se asocia con un menor bienestar psicológico, menos curiosidad, menor autocontrol, más distracción, más dificultad para hacer amigos y menos estabilidad emocional.

Ahora, un nuevo estudio, publicado en 'Frontiers in Aging', ha identificado un nuevo problema: nuestras funciones celulares básicas podrían verse afectadas por la luz azul emitida por estos dispositivos.

"La exposición excesiva a la luz azul de los dispositivos cotidianos, como televisores, computadoras portátiles y teléfonos, puede tener efectos perjudiciales en una amplia gama de células de nuestro cuerpo, desde la piel y las células grasas hasta las neuronas sensoriales – afirma Jadwiga Giebultowicz, líder del estudio, en un comunicado–. Somos los primeros en demostrar que los niveles de metabolitos específicos (sustancias químicas que son esenciales para que las células funcionen correctamente) se alteran en las moscas de la fruta expuestas a la luz azul. Nuestro estudio sugiere que evitar la exposición excesiva a la luz azul puede ser una buena estrategia antienvejecimiento".

El equipo de Giebultowicz había demostrado previamente que las moscas de la fruta expuestas a la luz "activan" los genes protectores contra el estrés, y que aquellas que se mantienen en la oscuridad constante viven más tiempo.

"Para comprender por qué la luz azul de alta energía es responsable de acelerar el envejecimiento en las moscas de la fruta, comparamos los niveles de metabolitos en las moscas expuestas a la luz azul durante dos semanas con otras que se mantuvieron en completa oscuridad", añade Giebultowicz.

La exposición a la luz azul causó diferencias significativas en los niveles de metabolitos. En particular, encontraron que los niveles del metabolito succinato aumentaron, pero los niveles de glutamato se redujeron.

"El succinato es esencial para producir el combustible para la función y el crecimiento de cada célula – explica Giebultowicz – . Los altos niveles de succinato después de la exposición a la luz azul se pueden comparar con la gasolina que está en el depósito pero no llega al motor. Otro descubrimiento preocupante fue que las moléculas responsables de la comunicación entre las neuronas, como el glutamato, se encuentran en el nivel más bajo después de la exposición a la luz azul".

Los cambios registrados por los autores sugieren que las células están operando a un nivel subóptimo, y esto puede causar su muerte prematura y, además, explicar sus hallazgos anteriores de que la luz azul acelera el envejecimiento.

Pese a estas conclusiones hay que aclarar algunos aspectos de la letra pequeña. Primero, hay que estudiar estos efectos en los humanos. Segundo, las moscas fueron expuestas a dosis de luz azul la mitad de su vida y de forma constante. De hecho, el título del estudio es 'La luz azul crónica conduce al envejecimiento acelerado en Drosophila'. El ciclo vital de estos insectos es de unos 28 días y las moscas del estudio estuvieron expuestas de forma continua entre 10 y 14 días, lo que equivale, en humanos a unos 35 años continuos de exposición.

Por último, los autores señalan en el estudio que "usamos una luz azul bastante fuerte en las moscas: los humanos están expuestos a una luz menos intensa, por lo que el daño celular puede ser menos dramático. Los resultados de este estudio sugieren que se necesita investigación futura con células humanas para establecer hasta qué punto las células humanas pueden mostrar cambios similares en los metabolitos involucrados en la producción de energía en respuesta a una exposición excesiva a la luz azul".

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