¿Puede una playlist convertirse en tu terapeuta?

En sesotho, el idioma que se habla en parte de Sudáfrica y Lesoto, el verbo que describe bailar y cantar (ho bina) es el mismo ya que se asume que son dos acciones que se producen al mismo tiempo. Tan importante es la música que, de acuerdo con la filósofa Susanne Langer, es "el tipo más desarrollado de semántica puramente connotacional", es decir: es anterior a la palabra.

Por eso no es extraño que haya pocas cosas que estimulan el cerebro como la música. Si deseamos mantener nuestro cerebro a lo largo de los años, la música es una herramienta importante. Por ejemplo, escuchar estilos o autores que nunca hemos escuchado desafía al cerebro a comprender un estímulo diferente.

"Por lo general, en las últimas etapas, los pacientes de Alzheimer no responden – explica Kiminobu Sugaya, neurocientífico de la Universidad de Florida en un comunicado– . Pero una vez que les pones su música favorita, sus ojos se iluminan. Comienzan a moverse y a veces a cantar. El efecto dura unos 10 minutos más o menos, incluso después de apagar la música".

Las investigaciones han demostrado que escuchar música puede reducir la presión arterial y el dolor, así como mejorar la calidad del sueño y hasta la memoria o el rendimiento físico y mental.

Pero afirmar que también puede dar consuelo, relajar y reducir la ansiedad, parece demasiado. Aunque sea precisamente eso lo que sostiene un estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Acústica de Estados Unidos por un equipo liderado por Man Hei Law de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong.

El equipo de Hei Law ha presentado una aplicación que crea listas de reproducción personalizadas para ayudar a cuidar sus emociones a través de la música.

"Como lenguaje universal de la humanidad – explica Law en el estudio–, la música puede impactar significativamente en nuestro estado físico y emocional. Por ejemplo, la música puede ayudar a las personas a controlar el dolor. Desarrollamos esta aplicación como una estrategia accesible de primeros auxilios para equilibrar las emociones".

La aplicación podría ser utilizada por personas que no deseen recibir asesoramiento o tratamiento debido a sentimientos de vergüenza, insuficiencia o desconfianza. Al llevar a los oyentes a una montaña rusa emocional, la aplicación tiene como objetivo dejarlos en un estado más positivo y enfocado que donde comenzaron.

Para desarrollarla, los científicos contaron con voluntarios que respondieron a tres cuestionarios destinados a evaluar su estado emocional y proporcionar información de sus gustos musicales. Con ellos se creó una lista de reproducción. La emoción actual y el estado emocional a largo plazo se miden con una herramienta de evaluación que ayuda a identificar las emociones en términos de nivel de energía y estado de ánimo. El nivel de energía puede variar de alto, medio a bajo y el estado de ánimo puede registrarse como positivo, neutral o negativo. También se utilizó el Cuestionario de Salud del Paciente y un Cribado de Trastorno de Ansiedad General, un formulario validado por científicos y usado desde hace al menos una década para establecer tratamientos personalizados.

Al determinar el estado emocional, la aplicación crea una lista de reproducción personalizada y secuenciada específicamente utilizando una de tres estrategias: consolar, relajar o animar. La música reconfortante refleja la energía y el estado de ánimo del usuario, mientras que la música relajante proporciona una energía baja y positiva. La música edificante también es positiva pero tiene más energía.

"En nuestros experimentos, descubrimos que los métodos relajantes y edificantes pueden mover significativamente a los oyentes de estados emocionales negativos a más positivos – concluyen los autores –. Especialmente, cuando los oyentes están en un estado de ánimo neutral, los tres métodos propuestos pueden cambiar las emociones de los oyentes a más positivas".

SEGURO QUE TE INTERESA:

Saca tu lado más artístico componiendo música desde Google

Relacionan el uso de apps de citas con el aumento de infecciones de transmisión sexual entre estudiantes