CURIOSIDAD
Por qué no sabemos distinguir los rostros generados por IA de los reales
Cada vez es más habitual hacer uso de herramientas que mediante la inteligencia artificial puedan crear imágenes híper realistas. A veces no es tan sencillo diferenciarlas. Te contamos por qué.
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Existe una web que genera rostros con algoritmos de inteligencia artificial, y aunque hay algunos que se nota que no son reales, hay otros que nos parecen de verdad. De hecho, según un estudio, no solo no los sabemos distinguir, sino que a menudo nos parecen más realistas que los de algunas personas.
Usar la inteligencia artificial para crear obras inéditas ya es posible. A nuestra disposición tenemos herramientas y páginas web las cuales a través de una serie de parámetros crean una imagen totalmente nueva. Reconocer una imagen real o generada por IA no es sencillo, la perfección alcanzada por estas es tal, que cada vez es muy difícil, pero no imposible.
Hasta hace poco, los rostros generados por inteligencia artificial nos generaban una sensación conocida como "valle de lo inquietante". Sabemos que lo que estamos viendo no es real, pero no sabríamos decir qué es lo que nos falla. Sin embargo, la inteligencia artificial cada vez genera rostros más realistas, y hemos superado ese valle.
Solemos relacionar la belleza con lo generado por inteligencia artificial, por lo que personas atractivas y con un rostro simétrico tenderán a parecernos menos realistas que aquellas con algunas pequeñas imperfecciones en el rostro. Pero ahora los algoritmos son capaces de crear rostros que captan las imperfecciones humanas.
Otro factor que hace que nos cueste distinguir los rostros son los rasgos. Los generados por inteligencia artificial suelen tener rasgos promedio, que nos parecen más realistas que aquellos que tienen alguna disparidad. Ahora existen influencers en redes sociales generados por IA, y que mucha gente no distingue.
El cerebro lo hace de forma inconsciente
Un estudio publicado en la revista ScienceDirect y llevado a cabo por un equipo de científicos australianos asegura que nuestro cerebro es capaz de diferenciar un rostro generado por IA de uno real en tiempo récord y sin demasiada dificultad.
Para llevarlo a cabo, la investigación constó de dos etapas: una en la que se pedía a los participantes diferenciar rostros generados por IA de reales a simple vista y otra en la que se estudiaba la reacción del cerebro al contemplar las caras.
Durante la primera fase del experimento, el resultado fue que los sujetos de estudio eran incapaces de distinguir qué caras eran reales y cuáles no. El porcentaje de acierto fue casi del 50%, es decir, el mismo que sería si se respondiese de forma aleatoria. Sin embargo, el porcentaje cambió durante la segunda fase, cuando se les equipó con un electroencefalograma (EEG) destinado a medir la actividad eléctrica del cerebro.
El EEG reveló que la actividad cerebral de los participantes era diferente cuando se exponían ante un rostro real respecto a cuando se les mostraba una cara generada por inteligencia artificial. Sobre todo, durante los primeros 170 milisegundos y dentro de la señal eléctrica denominada N170.
La señal N170 reacciona ante determinados rasgos, como puede ser la distancia entre los ojos, la nariz y la boca. Si algo no encaja, rápidamente puede determinar que no son reales. La razón por la que nuestra parte consciente no es capaz de diferenciarlo a simple vista es porque el cerebro no es capaz de enviar esta información a la parte consciente.
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