LLEGA EL VERANO
Qué son las corrientes marinas y por qué son tan peligrosas si vas a la playa
Los ahogamientos son la tercera causa de muerte por factor externo más común en España y muchos de ellos se producen por culpa de las corrientes.
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Con el verano a la vuelta de la esquina, ¿quién no aprovecha para irse unas semanas a disfrutar de unas vacaciones a la playa? Sin embargo, hay que tener mucho cuidado porque, desgraciadamente, también se trata de la época en la que más noticias vemos sobre ahogamientos en playas. Y en la mayoría de los casos las corrientes marinas son las que están detrás de estos sucesos. Te contamos qué son y por qué son tan peligrosas.
Las corrientes marinas (más conocidas como corrientes oceánicas) son masas de agua que se mueven en rutas específicas. Estas tienen distintos tipos de temperatura, pueden ser producidas por distintos factores (vientos planetarios, rotación terrestre...) y se miden en metros por segundos.
En realidad, las corrientes marinas son el pulso vital de nuestro planeta, regulando climas, nutriendo ecosistemas y guiando la historia humana a través de sus rutas marítimas. Es decir, son sumamente importantes porque influyen en una gran cantidad de procesos dentro del sistema que es la tierra.
Sin embargo, desde el punto de vista del bañista que va a la playa y se da un baño, son peligrosas. Y es que la mayoría de ahogamientos que se producen en las playas son a causa de las corrientes marinas. ¿Por qué?
En las playas, existen otro tipo de corrientes marinas distintas a las oceánicas que se producen, en la mayoría de los casos, por el viento, lo que hace que el mar tenga más fuerza. Cuando entras en él, puede darse el caso de que una de estas corrientes te arrastre y te dificulte volver hacia la orilla. El error que comete mucha gente es intentar nadar a contracorriente, algo que empeora las cosas y, en muchos casos, provoca ahogamientos.
Qué hacer
La clave principal a tener en cuenta es nadar hacia los carriles de la izquierda o derecha de la dirección a la que se dirige la corriente. Nunca debemos nadar hacia la orilla porque vamos a estar nadando a contracorriente.
Otra de las cosas fundamentales, por muy complicado que sea, es mantener la tranquilidad en la medida de lo posible. Hay que dejarse llevar un poco por la corriente y luego nadar hacia los costados. De esta manera, habrá un momento en el que la corriente deja de tirar y te saca hacia los lados.
La mayoría de ahogamientos se producen porque el bañista se cansa, comienza a ponerse nervioso y finalmente fallece en una posible pérdida del conocimiento.
Por ello, es muy importante fijarnos en el color de las banderas cuando vamos a la playa, ya que estas no indicarán el estado del agua. Además, otro truco para conocer si el baño tendrá mayor o menor riesgo es la dirección a la que vaya el viento. Si este va desde la tierra hacia el horizonte va a potenciar más a la corriente, mientras que cuando el viento viene del mar y se dirige a la orilla va a pararla un poco.
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