¿Realmente existe el amor a primera vista?

En un mundo donde encontrar pareja es una tarea más complicada de lo que parece y donde el miedo al rechazo, decepción o desilusión suelen estar presentes enamorarse a primera vista es algo muy atractivo para todos.

La historia donde dos extraños que no se conocían hasta que conectaron sus miradas y en ese momento salta una chispa que para todo lo que existe en el mundo que los rodea, es una idea maravillosa. Pero ¿existe realmente ese amor a primera vista?

Aún hoy en día no existe una respuesta clara. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Zúrich y publicado en la revista Personal Relationships, en algunos casos solo se trata de una confabulación de la memoria construida por las parejas para alimentar su relación y en otros de un deseo a primera vista.

Por otro lado, otro estudio publicado por la Universidad de Groningen concluye que el amor a primera vista sí existe, pero no es tanto amor o pasión sino solo una atracción fuerte. En lo que sí coinciden ambos estudios, es que independientemente de lo que desencadene este amor a primera vista, es cierto que produce una mezcla de procesos químicos en nuestro cerebro que nos hacen sentir una atracción inmediata hacia la otra persona.

¿Cuáles son las reacciones químicas que produce?

Una reacción que se produce por este tipo de flechazos es la liberación de feniletilamina. Funciona como una anfetamina natural y es capaz de hacernos sentir “drogados de amor” al mismo tiempo que desencadena dos neurotransmisores: la dopamina y la norepinefrina, que aumentan el ritmo cardíaco y nos hacen sentir bien.

Las feromonas, por otro lado, también pueden influir, ya que son mensajes químicos que libera el cuerpo y que pueden hacer que nos atraiga otra persona. Pueden hacer que eliminemos todos nuestros límites, y que imaginemos que la persona que tenemos delante nos parezca totalmente increíble.

SEGURO QUE TE INTERESA:

Feliz San Valentín: El amor es una droga que solo te dura tres años

Cinco palabras que los perros entienden, según la ciencia