NO ERES TÚ, ES EL CÁNCER
La relación entre el tumor y el sistema inmune hace que las personas con cáncer sean más apáticas
Un nuevo estudio sugiere que la apatía y la falta de motivación son síntomas de una afección llamada caquexia por cáncer.

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Uno de los aspectos más característicos del cáncer es que no solo ataca al órgano (u órganos) afectado, también crea numerosas consecuencias en todo el cuerpo. La pérdida de peso relacionada con el cáncer, por ejemplo, tiene que ver con una malabsorción de nutrientes. A esto hay que sumarle que la respuesta del organismo al cáncer, que incluye un aumento de la inflamación y los cambios metabólicos, también puede provocar la degradación de los músculos y la grasa, incluso con una ingesta calórica normal o mayor.
Pero esta enfermedad no solo afecta nuestra salud física, también la mental. La quimioterapia, por ejemplo, puede atravesar la barrera hematoencefálica y causar inflamación, lo que podría provocar cambios cognitivos y emocionales, como la apatía.
Así, no es extraño que, quienes padecen algún tipo de tumor, experimenten notorios cambios físicos y mentales, sobre todo en las etapas más avanzadas. Pero una cosa es saber que ocurre, los motivos y otra es detectar dónde se originan esos cambios.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Science, sugiere que la apatía y la falta de motivación son síntomas de una afección llamada caquexia por cáncer. Esta afección, se caracteriza por una pérdida de más del 10% del peso corporal, que incluye pérdida de masa muscular y grasa. La caquexia fue frecuente en muchas personas afectadas por Covid-19 durante la pandemia.
"Muchos pacientes se quejan de síntomas de esta categoría – explica Tobias Janowitz, líder del estudio, en un comunicado -. Dicen: 'No sé qué me pasa. Mis familiares cocinaron mi comida favorita, pero no tengo ganas de comerla'. Sus nietos vienen a jugar. Normalmente, estarían emocionados y lo disfrutarían. Simplemente no parecen participar tanto".
Por si fuera poco, la caquexia limita gravemente la capacidad de los pacientes para tolerar los tratamientos más comunes contra el cáncer. No resulta extraño entonces que los científicos lleven años estudiando esta afección.
El equipo de Janowitz y el coautor Adam Kepecs, han identificado una conexión entre el cerebro y el sistema inmunitario responsable de la apatía relacionada con la caquexia.
Básicamente, descubrieron que, a medida que la caquexia progresa, ciertas neuronas liberan cada vez menos dopamina, la sustancia química del cerebro que nos hace sentir bien. El análisis de proteínas elevadas del sistema inmunitario en el cerebro y el cuerpo de ratones con caquexia condujo al equipo de Janowitz a la IL-6 (interleucina-6, una proteína implicada en la respuesta del sistema inmune), que se libera durante la inflamación y se ha asociado desde hace tiempo con la caquexia.
La disminución de las señales de IL-6 en las áreas cerebrales conectadas aumentó la motivación de los ratones. Cabe destacar que los ratones se volvieron menos sensibles al esfuerzo necesario para encontrar alimento. Los científicos observaron el mismo resultado al elevar los niveles de dopamina en las áreas cerebrales derechas.
"Descubrimos un circuito cerebral completo que detecta la inflamación en el torrente sanguíneo y envía señales que reducen la motivación – añade Kepecs -. Esto revela que la apatía no es solo una reacción emocional o psicológica a la caquexia, sino que es inherente a la biología de la enfermedad".
El descubrimiento sugiere además que los tratamientos con anticuerpos existentes podrían reutilizarse para mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer. "Nuestros objetivos son que los pacientes se sientan mejor y tratar mejor el cáncer – afirma Janowitz -. Un mejor paciente podrá tolerar mejor los tratamientos contra el cáncer y beneficiarse de ellos".
El objetivo de los autores es que algún día, mediante la colaboración interdisciplinaria, sea posible convertir la caquexia en una condición que los pacientes puedan superar. "Esto sería un avance positivo no solo para las personas que luchan contra el cáncer, sino también para sus seres queridos que sufren junto a ellas", concluye el estudio.
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