ETOLOGÍA
¿Saben contar los animales? Estas son las pruebas que lo demuestran
El entendimiento de los números es una cualidad que se había atribuido hasta ahora al ser humano, pero la realidad es muy distinta.
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La comprensión y utilización de un sistema numérico internacional es una de las habilidades más humanas que, junto con el lenguaje, nos distingue fundamentalmente de los animales. Sin embargo, en una reciente investigación se demostró que los cuervos comprenden el concepto abstracto del número cero – y no es el único indicio de intelección numérica en el reino animal –.
Quanta Magazine, una revista científica online independiente fundada por la Fundación Simons, ha publicado un estudio que arroja luz sobre esta cuestión y, a su vez, plantea nuevos retos para el futuro de la investigación del talento para la abstracción numérica de los animales.
Las abejas, por ejemplo, utilizan los números para contar puntos de referencia a la hora de buscar néctar. Las leonas cuentan el número de rugidos para saber si se acerca un miembro del clan o un enemigo. Incluso algunas ranas se valen de los números para realizar sus complejos ritos de apareamiento.
De hecho, el grupo taxonómico no es determinante para la adquisición de esta habilidad: reptiles, pájaros, cefalópodos, insectos, anfibios y mamíferos incorporan los números de alguna manera para su supervivencia. Además, no solo tienen una percepción sobre que “algo es mayor que o menor que otra cosa”, sino que “dos” es distinto de “tres”. Cuentan, por tanto, con un sentido aproximado de la cantidad
Una aproximación a la cognición numérica animal
El estudio publicado por Giorgio Vallortigara, profesor en la Universidad de Trento de psicología cognitiva, ha hecho posible la mejor comprensión sobre este fenómeno y sus características. Establece que los animales distinguen mejor las cantidades más diferenciadas por magnitud, es decir, comparar un grupo de seis puntos con otro de tres es mucho más sencillo que con uno de cinco. Lo mismo ocurre con cantidades grandes: diferenciar 34 de 38 es más complejo que cuatro de ocho. Vallortigara defiende así que la percepción numérica es, de alguna manera, innata y está profundamente implantada en el cerebro animal y humano.
Ya en 2009, la investigación liderada por Rosa Rugani, psicóloga de la Universidad de Padova, demostró cómo los pollos recién nacidos – por tanto, no entrenados – se valen de la aritmética para sobrevivir. Cuando se presentaba a los polluelos dos grupos de objetos que habían impregnado, los recién nacidos se acercaban al grupo con más objetos.
A continuación, el equipo de etólogos ocultó los dos grupos de objetos detrás de unas pantallas y comenzaron a mover algunos artículos de una pantalla a la otra mientras los polluelos observaban. No importó cuántos objetos se movieran, los pollitos elegían sistemáticamente la pantalla que ocultaba el grupo que en ese momento tuviera más objetos.
La conclusión del estudio de Rugani fue que los polluelos realizan ‘cálculos’ simples parecidos a la suma o la resta para llevar la cuenta de los cambios en la cantidad de cada grupo oculto.
Investigaciones similares se han llevado a cabo con monos salvajes y abejas y todas han demostrado el talento intrínseco para los números que los seres vivos han de tener. La doctora Scarlett Howard, investigadora del Centro de Ecología Integrada de la Universidad de Deakin, concluyó en su estudio sobre la cognición numérica en abejas que son capaces de realizar estas tareas de adición y sustracción porque en su hábitat natural deben aprender muchas cosas para aplicarlas eficaz y rápidamente sobre un entorno cambiante.
El número cero
Esta cifra no es igual al resto ya que plantea problemas particulares y peculiares. El concepto de “cero” es una idea completamente abstracta que incluso los niños encuentran difícil a la hora de entender este número como tal. La complejidad reside en que no es una abstracción para percibir “algo”, sino para percibir la “ausencia de”.
Los primeros indicios de utilización de las matemáticas más simples datan del 3.000 a. C. en los primeros pueblos de Babilonia y Egipto. Sin embargo, el número cero es un concepto que aparece mucho mástarde en casi todas las culturas y pueblos.
Andreas Nieder, neurobiólogo de la Universidad de Tübingen en Alemania, está especializado en psicología animal y ha publicado varios ensayos sobre la cognición numérica en animales. Nieder ha pretendido refutar la afirmación sobre el entendimiento del cero como necesidad cultural, ya que él defiende que este concepto abstracto surge de una necesidad biológica.
Para ello, Nieder y su equipo comenzaron a investigar con cuervos – pájaros que llevan 300 millones de años sin compartir ancestros con primates –. Estas criaturas no tienen un córtex prefrontal como sí ocurre en los seres humanos, sino que, en cambio, poseen su propio “centro de inteligencia cerebral”.
A pesar de todas estas diferencias filogenéticas y neurológicas, Nieder demostró que estos animales cuentan con un entendimiento del cero parecido a nosotros. Los cuervos relacionaron mucho más a menudo una pantalla en blanco con imágenes que contenían un solo punto, a imágenes con dos, tres o cuatro puntos. Los resultados obtenidos por neuroimagen de la actividad cerebral de los pájaros cuando realizaban estas relaciones revelaron que la zona neural que se activaba con el cero se encontraba en el mismo lugar que el resto de conceptos numéricos.
¿Por qué existe?
Quizá lo fundamental no es comprender de qué manera funciona la representación abstracta de la cognición numérica en el cerebro de diferentes animales sino el porqué de su existencia - y, por ende, su utilidad biológica –. ¿Por qué la evolución ha procurado que los animales puedan comprender la abstracción numérica?
Vallortigara defiende que los animales están continuamente realizando cálculos aritméticos simples. Si cuentas biológicamente con una estructura adecuada para esta abstracción numérica, los razonamientosque deben hacerse para sobrevivir en el entorno se agilizan más. Incluso esto puede explicar el porqué del cero: si dos depredadores entran en el territorio y solo uno se va, el lugar sigue siendo potencialmente peligroso.
Rosa Rugani añade que los animales no solo deben ser capaces de sustraer (dos depredadores menos un depredador), sino también de interpretar el concepto "cero" relacionándolo con una condición ambiental particular. En este mismo ejemplo: asociar que cuando el valor numérico es el menorposible significa que el entorno es seguro. Incluso durante la búsqueda de comida, el cero podría estar relacionado con la necesidad de moverse a otro lugar en el que sí puedan encontrarse alimentos.
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