Termómetro de infrarrojos: ¿Puedo usarlo en cualquier parte del cuerpo?

En la nueva normalidad establecida por la COVID-19, el acceso a muchos establecimientos públicos y laborales depende de nuestra temperatura corporal. Para seguir las medidas de distanciamiento social y para que la toma de temperatura sea un proceso rápido, los termómetros de infrarrojos son los que se utilizan en estas situaciones. Por ello, debemos saber cómo usar este tipo de termómetros correctamente y en qué partes del cuerpo se deben colocar.

No tener fiebre es primordial para poder realizar nuestras actividades cotidianas fuera de casa. Los termómetros de infrarrojos se caracterizan por funcionar sin contacto, es decir, no es necesario tocar a la persona con el utensilio para poder medirle la temperatura. Por ello resultan ser una buena medida, establecida por muchos locales para disminuir las posibilidades de contagio.

Los cuerpos desprenden rayos infrarrojos con diferentes longitudes de onda dependiendo de la temperatura corporal. Este termómetro no mide la temperatura, sino las radiaciones térmicas. Por lo tanto, convierte las radiaciones en señales eléctricas que, gracias a su mecanismo, nos ofrece la posibilidad de leer la temperatura en centígrados.

Cómo utilizar el termómetro de infrarrojos

En primer lugar, debemos leer las especificaciones del fabricante, dado que serán las pautas que tendremos que seguir. Además, en el caso de los termómetros de infrarrojos, es muy importante saber hasta cuántos centímetros podemos alejarlo para que nos ofrezca un resultado fiable.

La medición de temperatura corporal con el termómetro de infrarrojos se debe realizar con el objeto posicionado en la frente de la persona, con una distancia de entre 1 y 15 centímetros. No tiene que existir contacto entre la piel y la lente del infrarrojo, y siempre hay que colocarla lo más paralelo posible a la parte superior del rostro. Cabe destacar que también existen termómetros de infrarrojos destinados al oído. Este mide la temperatura del cuerpo a través de la radiación emitida por el tímpano.

Los resultados que ofrece este termómetro no son los mismos que nos darían otro tipo de medidores convencionales como el de vidrio o digital. Esta temperatura suele ser un poco inferior, por lo que los termómetros de infrarrojos deberían usarse como referencia y, en caso de encontrar algún dato dudoso, realizar otra revisión para confirmar la existencia de fiebre.

Además, es muy importante mantener limpio el termómetro para un correcto funcionamiento. Los infrarrojos llegan al sensor gracias a la lente, por lo que hay que evitar la existencia de polvo o de cualquier mancha.

Existen otras alternativas

A día de hoy, la manera más segura y factible de medir la temperatura fuera de casa es utilizar un termómetro de infrarrojos. Aun así, dentro de nuestro hogar seguimos contando con termómetros de vidrio o digitales, con los que podemos calcular la fiebre en diferentes zonas. Además, dependiendo de la parte del cuerpo, debemos tener en cuenta unas u otras medidas.

Temperatura axilar: Es la parte más común para tomar la temperatura. La fiebre se establece a partir de 37,5 grados, considerándola muy alta si sobrepasa los 38,5 grados. Para conseguir un correcto resultado, no debe estar menos de tres minutos en la zona axilar.

Temperatura rectal: Los parámetros se suelen establecer un poco por encima de la temperatura axilar. Por lo tanto, se considera fiebre cuando se alcanzan los 38 grados de temperatura y muy alta cuando se sobrepasan los 39 grados.

Temperatura oral: Los labios tienen que permanecer cerrados y el termómetro colocado debajo de la lengua durante al menos tres minutos. La temperatura normal en esta medición es de 37 grados, por lo que las temperaturas más elevadas constan como fiebre.

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