28 DÍAS MÁS CORTOS DE LO HABITUAL
La Tierra también tenía prisa porque se acabase el 2020
Los relojes atómicos han registrado 28 días más cortos de lo habitual el año pasado, el mayor número desde que se tienen registros.
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La duración de un día en la Tierra está determinada por el tiempo que tarda nuestro planeta en dar un giro sobre su propio eje, aproximadamente 24 horas. Pero este movimiento de rotación, que se produce de oeste a este, no siempre se produce igual de rápido.
La velocidad de rotación de la Tierra es de 1670 km/h en el ecuador y disminuye hacia los polos, donde es nula. Si bien lleva ralentizándose durante millones de años, algunos fenómenos la aceleran ligeramente y, de manera puntual, no es raro que se detecten días más cortos de lo normal.
Lo que no es tan común es que se registren 28 de estos días de menor duración en tan solo un año, como ha ocurrido en el 2020. Es la mayor cifra anual desde que se comenzaron a medir estos datos en 1960. Aunque haya sido imperceptible para nosotros —quizá tampoco lo hubiésemos notado de haber sido evidente, tan preocupados como hemos estado con otros temas—, parece que nuestro planeta se ha apresurado más de lo normal en pasar de año.
Poniendo en hora los relojes atómicos
Cuando los valores de la duración del movimiento de rotación de la Tierra cambian, es necesario ajustar la medida del tiempo en relojes atómicos. Estos dispositivos tienen una enorme precisión (nada que ver con los que llevamos en la muñeca), pues se basan en la frecuencia de las vibraciones atómicas de elementos como el cesio.
A finales del año pasado, el MIT anunció haber desarrollado el reloj atómico más preciso hasta la fecha. Utiliza iterbio y estiman que se desfasa únicamente una décima de segundo cada 14 mil millones de años.
Desde 1972, los científicos registran las diminutas diferencias entre el tiempo solar, basado en el movimiento de rotación de la Tierra, y el tiempo que marcan los relojes atómicos, y deciden cuándo es necesario insertar nuevos segundos para mantener todo en orden.
Estos segundos, conocidos como intercalares, adicionales o bisiestos, se añaden de vez en cuando, siempre que sean necesarios según la velocidad de rotación terrestre. Hace algunas décadas, se añadían casi anualmente, pero en los últimos diez años solo se han sumado tres segundos —el más reciente en 2016—, debido a la ralentización de la velocidad de giro de nuestro planeta causada por la influencia de la Luna.
Hasta el momento, siempre se han añadido segundos; nunca se han sustraído. No obstante, el hecho de que la Tierra parezca haberse acelerado en el 2020 sugiere que en el futuro podría hacer falta extraer segundos o quizá dejar de sumar nuevos segundos adicionales cada cierto tiempo.
Las diferencias de duración de esos 28 días más cortos de lo normal registrados en el 2020 fueron de unos pocos milisegundos. Incluso el día más corto detectado hasta la fecha, el 19 de julio del pasado año, duró solo 1.4602 milisegundos menos que el número estándar de segundos que tiene un día (86.400).
Si la tendencia continúa y la Tierra sigue aumentando su velocidad de giro con frecuencia, acelerando la duración de los días, posiblemente será necesario hacer ajustes en el sentido opuesto por primera vez. No obstante, todavía tendremos que esperar para comprobar qué nos depara el 2021 y si nuestro planeta tendrá también prisa en pasar al siguiente.
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